Mantén el ritmo…
Para e, a quien tanto le adeudo
Oaxaca, Oax. 25 de junio 2012 (Quadratín).-
1. Oaxaca es una ciudad de castas donde todo cambia para permanecer igual.
2. Juchitán. Un niño observa la calle desde la habitación de un cuarto de hotel. Pasa el viento fuerte y hasta su ventana sube y le entrega un sombrero. El niño sonríe, le agradece el obsequio. En la calle, pasa una morena hermosa tratando de bajar con los brazos sus faldas. El niño observa su esfuerzo. Abandona su puesto y camina al buró de la habitación. Toma papel y lápiz. Regresa a la ventana. El niño escribe una oración al viento, su amigo: Viento fuerte haz que se levanten las faldas de la morena hermosa que camina bajo mi ventana. Quiero mirar sus pantaletas. Viento fuerte, amigo. Con hábiles manos hace un avión de papel. Lo arroja al viento mientras sus labios repiten con fervor la oración escrita.
3. Las mismas familias que encabezaron a los obreros en los sindicatos siguen con la titularidad de los contratos colectivos de trabajo de la clase trabajadora. Los mismos dirigentes de los taxistas, por citar un gremio, los de siempre, son beneficiarios de las concesiones, las nuevas placas, que otorga el gobierno.
4. Un tren destartalado. Todas las mañanas las ruedas de un tren destartalado sacudían las calles del barrio. Era un tren que cimbraba la tierra justo a las siete treinta horas.
Era nuestro reloj despertador. Los vagones, orgullo de los Ferrocarriles Nacionales del Istmo, dejaron su gloria esparcida por los pueblos que atravesaron desde principios de siglo, cuando llegó a civilizar nuestra tierra un ingeniero inglés de apellido Pearson. Era la auténtica máquina del progreso que conectó el comercio de gente y mercancías entre los dos océanos. Pero un día resultó rebasada la máquina de la civilización por el progreso mismo, que la abandonó a su suerte entre nosotros.
El gobierno ya no quiso mantener esa pesada carga. Mandó a vender la máquina y sus vagones como hierro viejo con unos húngaros que cada cierto tiempo pasan por el barrio; y los rieles los dejó para que los utilizaran los gringos. Nosotros nos quedamos con el ruido del paso del tren en nuestras cabezas, y con la maldita costumbre de levantarnos de la cama a las siete treinta horas del día.
5. En lo que toca a la confirmación del Ejecutivo, todo cambia para permanecer igual. Lo que es más: se siguen repartiendo secretarías, subsecretarías, direcciones generales coordinaciones y puestos de importancia. Habitamos bajo el yugo de los apellidos ilustres.
6. Más oscuro que la noche en que se perdió el cuche. Pongo por nombre María, aunque todos sepamos que no se llamaba María. Pero de ella es la expresión arriba escrita, y no la dijo allá por los rumbos de la playa del río, ni en el oscurecido atrio de la iglesia, ni en ninguna de las calles apartadas del barrio. Esta María, mujer bandida, llegó caminando, sola, al callejón de Pepe Dichi. Quién sabe qué andaría haciendo la mujer por ese sitio. Allá arriba, en la carretera, ya habían pasado los camiones que traen a los obreros de la última guardia en la refinería, la de las doce de la noche. En el callejón no permanecía ya ninguno de los borrachos que esperan el regreso de los trabajadores para pedir algunos centavos y comprar la última cerveza de la parranda. Las luces estaban apagadas. La gente ya dormía a esa hora en el patio de su casa. Pero por ahí andaba María, con la frase entre los labios: esto
está más oscuro que la noche en que se perdió el cuche. La dijo bajito, junto a mis cabellos, bien lo sé. Ya no caminamos más. Todavía lo recuerdo, aunque ha pasado ya tanto tiempo.
7. En el comercio y aquello que podría señalarse como naciente industria continúan los mismos nombres, en cuarta o quinta generación las familias bien nacidas reciben los beneficios del gobierno.
8. La bicicleta. La niña, pubescente, monta de un salto su bicicleta. Juega la pequeña en la calle sola. Un aire tibio de media mañana entra por sus piernas abiertas en el sillín, sube por su vientre hasta anidar en sus pequeños pechos. Ella siente al aire tibio mientras sus piernas aceleran el pedaleo. El aire caliente busca pasar por sus axilas húmedas, blancas. La niña juega en su bicicleta mientras un hombre anuncia a gritos, en el otro extremo de la calle, pomadas chinas que ayudan a combatir el dolor de espalda.
9. Esta sucesión de nombres y hombres a lo largo de los últimos dos siglos, desde que se tienen registros, en Oaxaca no se requiere de honradez y eficiencia, capacidad, de quienes detectan el poder terrenal.
10.Zanates. ¿De qué reino serán emisarios los zanates? Graznan durante todo el día. Desde que Dios pone la luz del sol hasta que la quita. Sus picos proliferan insultos sobre nuestra raza, estoy seguro. Refugiados en la sombra de los árboles que plantaron nuestros antepasados, lanzan sus ofensas contra nuestras humildes personas. Quieren decirnos algo que se les ha olvidado hace tanto tiempo. Prolifera su especie en nuestros campos de sembradío. Arrasan con el esfuerzo de nuestra tierra, nuestra gente. Puntuales se ubican en nuestros parques públicos, y desde las alturas de los árboles nos maldicen. También anidan en los árboles que dan sombra a nuestro muerto.