El labertinto digital de los 70
OAXACA, Oax. 26 de marzo de 2014 (Quadratín).-Me gustaría tener una hija que fuera mareña.
Que atara sus cabellos para defenderlos del viento fuerte que azota el puerto en todos los días del año, que llevara vestido rojo con bolitas blancas o blanco con bolitas rojas, sin mangas.
Me gustaría tener una hija que fuera al cine del puerto, le podrían gustar las películas del neorrealismo italiano.
Una hija que supiera los asuntos del pescado frito, de la escoba que defiende a la casa de ese olvido que se mete a todas partes, la arena del mar.
Me agradaría en verdad tener una hija que se enamorara de un marino griego y que se fugara con él a las playas del mundo.
Yo recibiría feliz postales de Grecia, Alejandría, Chiloé.