Cortinas de humo
OAXACA, Oax. 7 de marzo de 2014 (Quadratín).-Los pesqueros buscan avituallarse en grande, serán 25 días en el mar. Por eso disponen de un enorme enfriador con interior blanco como el forro de un ataúd.
Los pesqueros saben de la putrefacción de la carne. Pasan 25 noches en el barco, en medio del mar. Entienden cosas de la carne.
Conocen los trabajos del aire sobre la carne muerta. 25 días, 25 noches.
Los pesqueros trabajan con los rayos del sol sobre su cabeza. La pesca del camarón exige destreza y fuerza, lomo de acero para proteger la captura del aire. Y huellas digitales profundas, para que no las borre el jugo gástrico del cefalotórax.
Están atentos a esa brisa marina que pudre los pulmones. El viento del mar ennegrece la carne del camarón, la vuelve de segunda, de tercera.
Los hombres del mar interpretan el aire, saben de la bajamar y del olor a cañerías en las madrugadas calientes del puerto cuando la luna hace retroceder las aguas.
Son adivinos que andan 25 madrugadas con el motor del barco encendido.
25 mañanas claras. Por eso reguardan en el frío la carne muerta.