
Reforma de maíz transgénico: ¿camino a soberanía alimentaria de México?
OAXACA, Oax. 25 de septiembre de 2013 (Quadratín).-Wislawa rasca la puerta de la habitación, quiere salir.
La llaman la luna con su ojo pelón, el viento de la madrugada montado en un abrigo de lana oscura.
La perra quiere salir a destrozar el periódico de ayer, las revistas de labriegos urbanos, los libros que duermen en el librero.
Pasa el viento de la ciudad y enloquece a los seres vivos con su olor de cañerías, de hormigas chamuscadas.
La hora de la madrugada, 3PM, que repite desde todo inicio el pleito entre el bien y el mal.
Wislawa enloquece con todo lo domesticado, el sueño, la cama, el escritorio.
Las dos cucharas de su alimento, la mañana, la tarde.
Las horas con su crepitar de atarjeas.
La perra Wislawa rompe las hojas del diario donde aparece la imagen de trenes, policías, la playa de un mar.
Aúlla la perra dolorida como un animal que canta a la noche sin estrellas.