Diferencias entre un estúpido y un idiota
OAXACA, Oax. 26 de mayo de 2014 (Quadratín).- Lola, la de El Roble. Cincuenta años después vuelvo a ver a la mujer blanca de enagua, mandil. Regreso a la Casa de la Cultura, allá por San Sebastián, ahí recibo clases de clarinete con el maestro Margarito M. Guzmán, hijo predilecto del barrio Santa María Reoloteca. Ahí voy todas las tardes, atravieso el puente de fierro antes que suene el silbato del tren carguero que viene de Puerto México, 17: 00. El sitio ya no existe en el mapa municipal. Tampoco el tren, que parecía eterno. Encuentro a Lola con el cabello blanco y el mismo mandil al vientre, su cabello mentirosito, huaraches, el bies de la rabona enganchada a la cintura. En la oscuridad le hablo, soy hijo de Rito Katt. Ella responde mientras mete la mano en la nevera rebosante de agua de hielo, o yo creo que responde mientras escucho el golpe de las cervezas entre el agua helada. “El Negro”, dice y deposita una tanda de cerveza oscura, de a cuartito en la mesa de fierro de 80 por 80.