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OAXACA, Oax. 12 de octubre de 2014.- Naturaleza humana y gobierno.
Existe un problema básico que deberá de atender todo gobernante, gobernar a los individuos o gobernar a las colectividades, es decir, se gobiernan a los marineros o se gobierna el barco. Este problema teórico y práctico repercute de manera fundamental en la eficacia del gobierno. Utilizando el ejemplo de la nave, por más eficaz que resulte el gobierno de los marineros poco servirá ante un barco a la deriva. Ante este problema, tan básico, gobernantes que no hacen esta distinción, han fracasado rotundamente en la conducción acertada de sus gobiernos.
Tal vez valga la pena señalar que en la conducción del barco se utilizan las artes de la política y del ejercicio del poder, en la mantención del orden de los marineros se utilizan más los principios y artes de la administración. Así, mientras que al barco se le gobierna, a los marineros se les administra. Si el gobernante se guía por los principios y artes de la política, seguramente conducirá a la nave a buen puerto. Si en lugar de ello, utiliza los principios y artes de la administración para supuestamente conducir a la nave, seguramente ocasionará la ruina de la nave. En esto se diferencia un gobernante de un administrador, lo malo es que muchos gobernantes actúan y piensan como administradores, el mejor ejemplo fue el Presidente mexicano Felipe Calderón del derechista partido de Acción Nacional, quien, categóricamente en sus memorias afirmó, que presentarlas por escrito, “es simplemente presentar un esquema general de los principales desafíos que viví como Presidente de la República y las políticas públicas, esto es, las acciones, los programas y la normatividad que permitieran enfrentarlos y resolverlos bajo la perspectiva del Desarrollo Humano Sustentable. Debo decir que soy un apasionado del diseño de políticas públicas y de su implementación” y aún más sostiene que, “precisamente en la definición y concreción de tales políticas públicas radica la clave de gobernar” (Calderón Hinojoza, Felipe. Los Retos que Enfrentamos. Edit. Debate. México, 2014, pp. 9-10).
Las políticas públicas es una teoría que nace en la Unión Americana con el propósito de desconocer la especificidad de la Política y asimilarla a la Administración Pública. En resumidas cuentas el Presidente pensó en los marineros antes que en la nave, lógico, entregó un Estado en grave crisis de gobernabilidad. Esto no quiere decir que no se debe tomar en cuenta a la tripulación de la nave, al contrario, es muy importante, pero es función de la administración pública. El gobernante deberá de fijar el rumbo del Estado y la administración operar lo necesario para alcanzar la meta fijada.
Entonces, a decir verdad se gobiernan colectivos, como Estados, naciones, pueblos, municipios, comunidades, clases, ciudadanos, grupos y sectores humanos y se administran a personas y a individuos muy concretos. Para los colectivos se fijan las reglas generales, para las personas se diseñan las reglas específicas.
Gobernar a las colectividades requiere no sólo una concepción de la naturaleza humana, sino como es esta naturaleza humana en colectividad. Rousseau afirmó que el hombre es naturalmente bueno pero que la sociedad lo vuelve malo, por ello, habría que construir una nueva sociedad que potenciara la bondad humana. Para Hobbes por el contrario, el hombre es naturalmente malo, por eso se requiere del Estado para corregir esta maldad congénita del hombre. Para Marx, el hombre por su capacidad de autoconstrucción y de su enorme voluntad de cambio, puede llegar a la formación del reino de la libertad completa. Para la teología cristiana, el hombre nació en pecado, su salvación lo alcanzará en el otro mundo si lleva una vida de virtudes en el mundo material.
Para Kahler, el hombre no es solamente un ser biológico, racional o producto de un Dios, sino que es fundamentalmente un ser espiritual, es decir, es la facultad del hombre de ir más allá de sí mismo, de trascender su ser físico. Al ser espiritual, el hombre trasciende de sí mismo. “El espíritu—-la facultad del hombre de discernir y trascender—-se manifiesta de tres maneras, cada una de ellas esencial y exclusivamente humana: la primera es la que llamamos existencia, la segunda es la historia, y la tercera es el comportamiento especial y actitud psíquica que propiamente se denomina humanidad” (Kahler, Erich. Historia Universal del Hombre. Edit. FCE, México, 1970, p.22).
Para Edgar Morin, el hombre es una aventura cósmica que “surgido de esta aventura, tiene la singularidad de ser cerebralmente sapiens-demens, es decir llevar en sí a la vez la racionalidad, el delirio, la hybris( la desmesura), la destructividad”( Morin, Edgar. El Método: La Humanidad de la Humanidad. Edit. Cátedra, Madrid, 2013, p. 30).
Para León Trotsky, el hombre ama, odia o espera de distinto modo, según las distintas épocas y los distintos medios sociales en que se mueve. O aquella teoría que afirma que el hombre es una verdadera excepción de toda vida que habita la tierra, tiene una dimensión ontológica eminente en virtud de la cual trasciende al mismo tiempo de la realidad de otras formas de vida y su propia condición natural, en suma, el hombre no es un ser derivado de otro ser, ni de dios, ni de los monos, por ende, es único.
Esta diversidad de teorías y de afirmaciones nos obliga a comprender que el ser humano es de una complejidad superior y por ello, su gobierno no es nada sencillo. El reto para la Ciencia Política es mayor y sobre todo para ayudar a los gobernantes ser más eficaces en sus tareas. En primer lugar, deberá hacer de esta complejidad algo inteligible y comprensible, en segundo lugar, ofrecer afirmaciones comprobables y verificables, en tercer lugar, aportar una concepción integral de fenómeno so pena de conducir al fracaso los intentos de gobernar al conjunto humano.
Si el hombre como ser biológico nos plantea enormes retos para su gobierno, para comprender cabalmente sus comportamientos, pero también tiene aspiraciones, voluntad, piensa, razona, tiene pasiones, esto obliga a la Ciencia Política ser más eficaz en sus aportaciones para lograr el buen gobierno. La conceptualización adecuada del problema del gobierno humano deberá de ser acompañada de la observación empírica, si el hombre en sociedad desea, aspira, el gobierno deberá de ser eficaz para satisfacer estos requerimientos, que muchas veces no sólo se depende de la voluntad del gobernante, sino también del progreso tecnológico y científico.
Existen también otros factores que inciden en el gobierno de los hombres nos dice Berlin, como la estructura psicológica, el ambiente natural y la influencia de otros hombres. Se han formulado diversas teorías sobre la influencia del ambiente natural, como los escritos de Montesquieu, asimismo, la relación con otros hombres hacen del hombre bastante maleable, por lo que reafirmamos nuestra tesis que para el gobierno de los hombres en sociedad se debe obedecer a otros principios y a otras artes y técnicas, la psicología de las técnicas del poder ha realizado grandes aportes en este campo.
Como vemos, el arte de gobernar a los hombres, debe de partir inexorablemente de la objetiva comprensión de la naturaleza humana.