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¿Lealtad a quién?
Oaxaca, Oax. 16 de junio de 2013 (Quadratín).- Si partimos de lo que debe hacer un legislador podemos recurrir a las Constituciones de los Estados, pero si nos preguntamos: ¿ Qué es? El asunto adquiere otra discusión.
Las tareas de los legisladores son tan importantes y fundamentales que deben, incluso, proponerse a cambiar a la propia naturaleza humana, la fuerza de la ley será su instrumento; buscar que el individuo se integre al Todo, a la sociedad; asimismo cultivar la misma Constitución del hombre para buscar su fortalecimiento; hacer del hombre más social en lo moral y político; de aquí que de suerte que, si el ciudadano no es nada ni puede nada sin el concurso de todos los demás, y si la fuerza adquirida por el todo es igual o superior a la suma de las fuerzas naturales de los individuos, puede decirse que la legislación adquiere el más alto grado de perfección posible(Rousseau,El Contrato Social, Edit. Porrúa. México, 1979 p.22).
Es de llamar la atención el alto aprecio que le tiene Rousseau a la labor del legislador y sobre todo, a su objetivo transformar al hombre por medio de la fuerza de la ley.
¿No es esperar demasiado a los legisladores? lo reafirma en la siguiente expresión. El legislador es, bajo todo concepto un hombre extraordinario en el Estado(Rousseau. Ob. Cit. p.22).
A pesar de la importancia del legislador, para Rousseau, no forma parte de la soberanía, incluso, considera sano que los legisladores no sean de la nación o del país, pues las leyes que puedan emanar, pueden ser hijas de las pasiones que pueden perpetuar las injusticias, por eso recomendaba no depositar la autoridad legislativa y el poder soberano en los mismos hombres. Al insistir nuestra legislación que el diputado representa a la voluntad general y no a una región o a determinada clase, es en consonancia a esta idea.
De acuerdo a lo anterior, los legisladores no pueden ni deben tener ningún derecho de ejecución de las leyes, mucho menos de la aplicación, los legisladores tienen pues, autoridad nula para la ejecución de la ley. Por eso, los legisladores recurren al mismo cielo y a los dioses para que las leyes sean aplicables.
La elaboración de las leyes, para que sean efectivas, deben corresponder a la naturaleza de los pueblos y de su gente, por eso no es explicable que en nuestro Estado oaxaqueño la mayor parte de las leyes sean en contra de la mayoría de su población: los indígenas.
Las leyes tienen que ser ejecutadas por los gobiernos, esto es, por el Poder Ejecutivo, de aquí que para una debida ejecución de las leyes necesitamos de buenos gobiernos.
El gobierno sirve de órgano de comunicación entre el Estado y el soberano, que es el pueblo. El gobierno desempeña el mismo papel que juega el hombre en la unión del alma y el cuerpo. En síntesis, el gobierno es el ministro del cuerpo soberano es decir, su servidor, aquí es importante destacar que Rousseau explica el papel del gobierno como acción de la administración pública. Gobierno y administración, para Rousseau, es lo mismo.
Luego, ¿qué es el gobierno? Un cuerpo intermediario establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua comunicación, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad tanto civil como política(Rousseau, Ob. Cit.p.31).
De acuerdo a la cita anterior, para Rousseau el gobierno es un cuerpo intermediario, no es pues un poder, establecido entre el pueblo y el soberano (el Estado) para establecer los lazos de comunicación entre Estado y pueblo y pueblo y Estado. Aquí cabe destacar la labor de comunicación del gobierno hacia el Estado y hacia el pueblo, hay que recordar la idea de que el pueblo no sabe debe lo que quiere, para ello siempre requerirá de buenos legisladores y buenos gobernantes.
El mantenimiento de la libertad, tanto civil como política, le quita al gobierno la idea de coacción y dominio.
El gobierno se constituye como una comisión del cuerpo soberano. Es un empleo que desempeñan funcionarios, que para Rousseau son simples servidores y no dominadores. El poder que el cuerpo soberano ha depositado en ellos, el cuerpo soberano puede limitar, modificar y resumir al gobierno cuanto le plazca nos dice Rousseau.
Ningún cuerpo soberano puede permitir la enajenación del gobierno pues es incompatible del cuerpo social, contraria a los fines de la asociación (Rousseau. Ob. Cit. p.31).
Llamo por consiguiente, gobierno o suprema administración, al ejercicio legítimo del Poder Ejecutivo llamo magistrado, al hombre o al cuerpo encargado de esta administración (Rousseau. Ob. Cit. p. 31).
Para Rousseau, gobierno y administración son sinónimos, ambos forman el cuerpo de funcionarios que agrupados en el Poder Ejecutivo y en el Poder Judicial realizan las funciones ejecutivas y de amplicación de la ley.
El gobierno recibe del cuerpo soberano (la voluntad general) las órdenes que se transmiten al pueblo. para que el Estado guarde un buen equilibrio, es necesario que haya igualdad entre el poder de gobierno, considerado en sí mismo, y el poder de los ciudadanos, soberanos por un lado y súbditos por el otro (Rousseau. Ob. Ci. p.31).
El gobierno no puede tener más poder que el cuerpo soberano, ni este transmitir al gobierno más que el poder necesario para que cumpla con sus obligaciones. Es importante destacar que los ciudadanos cumplen dos funciones importantes; primero como integrantes del cuerpo soberano y segundo, como sujetos del gobierno o de la administración; en el primero, son parte de la soberanía, en el segundo, son súbditos de la ley .
Es necesario, para la buena marcha del Estado, que haya los equilibrios necesarios. El cuerpo soberano no puede gobernar directamente, el magistrado no puede legislar, y los ciudadanos, no pueden desobedecer. Si esto no sucede así, el desorden sucede al ordenar, y no obrando la fuerza y la voluntad de acuerdo, el Estado disuelto cae en el despotismo o en la anarquía (Rousseau. Ob. Cit. P..31).
Si bien el gobierno es producto del cuerpo soberano y que funge como intermediario entre el Estado (voluntad general) y los ciudadanos (el pueblo), eso no impide que pueda obrar con más o menos vigor y rapidez, y gozar de una salud más o menos buena . El gobierno en sí tiene esa posibilidad, por ello, de la necesidad de construir una teoría del buen gobierno, porque si fuera totalmente dependiente no podría ser esa posibilidad.
La constitución del gobierno o su formación dependerá mucho de su forma de actuación, un gobierno creado en una situación de crisis, será un gobierno débil. De este caos habrá que observar las diversas relaciones que tiene el gobierno, en el campo soberano, en el Estado, etcétera, lo que constituye un régimen político.
No hay que olvidar, sin embargo, que todo gobierno dependerá del cuerpo político al cual pertenece, y muchos gobernantes no están conscientes de esta gran verdad.
Legislador, gobernante y pueblo, forman la trilogía del régimen político, que bien relacionados, pueden conducir a la felicidad de la naciones.