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De la misma manada
Oaxaca, Oax., 16 de octubre de 2011 (Quadratín).- Uno de los personajes más importantes del régimen político oaxaqueño, es sin duda alguna, el Gobernador del Estado. Ha sido tradicional que sobre la figura del Gobernador comienzan y terminan las relaciones de poder, la cercanía o alejamiento con él nos habla de la posibilidad de tener o no influencia política. No tenemos duda alguna de la voluntad democrática del Gobernador Gabino Cué, sin embargo, la factibilidad de éxito de la transición democrática no será posible si no existen o se crean las condiciones que la hagan factible, en este sentido, vale la pena citar algunos aforismos que están contenidos en el libro de Baltasar Gracián, El Arte de la Prudencia, que fue publicado en 1647 en España, que nos puede marcar algunos derroteros que se pueden acomodar para la realidad oaxaqueña. Esto a consecuencia de la expresión del Gobernador ante las dificultades para gobernar Oaxaca, haya expresado Oaxaca es así.
Uno de los primeros aspectos de cambio que ha manifestado Gabino Cué es de hacer una correlación adecuada entre el fondo y la forma, por eso, se estará de acuerdo con Gracián de que lo más estimado en la vida es un comportamiento cortés. Hablar y portarse de buen modo resuelve cualquier situación difícil, en este sentido se ha visto bien que el Gobernador sea formal en sus compromisos, como por ejemplo, el llegar puntual a las reuniones.
Uno de los puntos flacos de la actual administración es la notoria incapacidad de su gabinete, tanto el ampliado como el restringido, claro está, hay algunas excepciones. De aquí la recomendación que nos hace Gracián en el sentido de que los gobernantes deben de tener inteligencias auxiliares. Así nos dice Gracián, que es una gran suerte de los poderosos acompañarse de hombres de gran entendimiento que le saquen de todos los problemas causados por la ignorancia y que incluso peleen por ellos las luchas más difíciles. Es una singular grandeza servirse de sabios.
El rumbo que ha tomado la actual administración por su inoperancia e ineficacia necesita de un golpe de timón por parte del Gobernador, vale pues, la recomendación del autor del Arte de la Prudencia quien recomienda Variar de estilo al actuar. No obrar siempre igual. El jugador nunca mueve la pieza que el contrario espera, y menos aún la que desea.
Es indudable que el gobierno de Gabino Cué empezó con muchas esperanzas y las consecuencias se están viviendo actualmente, de aquí la recomendación de Gracián de No comenzar con demasiada expectación. Es un chasco frecuente ver que todo lo que recibe muchos elogios antes de que ocurra no llegará después a la altura esperada. Lo real nunca puede alcanzar a lo imaginado, porque imaginarse las perfecciones es fácil, pero es muy difícil conseguirlas. Por grandes que sean las excelencias no bastan para satisfacer la idea previa. La esperanza es una gran falsificadora de la verdad. La cordura debe refrenarla, procurando que el disfrute de lo real supere al deseo de lo imaginario. Los comienzos honrados sirven para despertar la curiosidad, y no para comprometer el intento final.
Se puede observar que el Gobernador tiene las sanas intenciones de servir bien a Oaxaca, sin embargo, de acuerdo a Gracián deberá de tener entereza pues hay que estar siempre de parte de la razón, con tal decisión que ni la pasión del vulgo, ni la fuerza de la violencia obliguen jamás a pisar la raya de la razón. Pues es evidente que hay muchos consejeros del Gobernador para actuar con autoritarismo y venganza y sobre todo llevados por las pasiones.
Es común de los gobernantes exagerar sus acciones y verlas desde expectativas complacientes, de aquí la recomendación de Gracián nunca exagerar. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos, para no faltar a la verdad y para no deslucir la propia cordura. Las exageraciones son despilfarros de estima y dan indicio de escases de conocimiento y gusto.
Por esto se pierde la reputación de tener buen gusto, y lo que es más grave la de ser entendido. Por eso esperamos que en el próximo informe de gobierno no haya exageraciones.
Se ha observado que el gobierno tiene prisa por dar resultados y por lo tanto, ha cometido errores que han sido valorados negativamente por la opinión pública, de aquí la recomendación del autor de los aforismos de que hay que ser diligente e inteligente. La diligencia hace con rapidez lo que la inteligencia ha pensado con calma. La prisa es una pasión de necios: como no descubren el límite, actúan sin reparo. Por el contrario, los sabios suelen pecar de lentos, pues una mirada atenta obliga a detenerse. A veces lo acertado de una observación se malogra por negligencia al actuar. La diligencia es la madre del éxito. Correr despacio es el augusto lema.
El Gobernador está atento para salir bien del gobierno, y aquí la conseja de Gracián de que hay que salir con buen pie. En la casa de la fortuna si se entra por la puerta del placer se sale por la del pesar y viceversa. Atención a los finales: hay que tener más cuidado en un final feliz que en una aplaudida entrada. Es frecuente que los afortunados tengan muy favorables comienzos y muy trágicos finales. Pocas veces acompañan la suerte a los que salen: es educada con los que vienen y descortés con los que van.
Evidentemente esto no es una recomendación para el Gobernador sino que son simples reflexiones de un politólogo.