
¡Muera la barbarie!
¿Hay proyecto para combatir la pobreza?
Oaxaca, Oax., 07 de agosto del 2011(Quadratín).- Pobre es aquella persona que no tiene los mínimos indispensables para vivir como ser humano, esto es una violación a un derecho humano fundamental, el derecho a una vida digna. Hay dos maneras para medir las condiciones de pobreza en que una persona vive; la primera es medir el ingreso monetario de una familia a partir de un umbral o límite que se considere adecuado. La segunda es aquella medida que toma en cuenta, además del ingreso, otros factores como son el acceso a la seguridad social, a una vivienda de calidad, el acceso a los servicios básicos de la vivienda, a la educación y a la alimentación.
Se sabe que la producción capitalista o la forma de producción capitalista es la gran fábrica de pobres en el mundo, México y en Oaxaca. Luego entonces, la única manera de combatir, exitosamente las condiciones de pobreza, es cambiando esta forma de producción, pero para ello es menester una Revolución que hoy en día no existen las condiciones para tal, entonces lo único viable en el combate a la pobreza es su disminución a límites tolerables. Por tanto, la pobreza no puede desaparecer por un cambio de las leyes, de las políticas públicas, de gobierno o del partido en el poder, porque el capitalismo descansa en la existencia de los pobres y de la explotación del trabajo humano y de su alienación.
En un sistema de plena libertad del mercado, será evidente que la producción de pobres se incrementará de manera alarmante, sin embargo, en las acciones compensatorias del Estado será posible la disminución de los pobres a límites moralmente permisibles. Aquí es donde se puede medir el éxito o fracaso de las políticas de combate a la pobreza.
El vilipendiado, denostado y perseguido gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, de acuerdo a la evaluación del CONEVAL de agosto del 2011, fue capaz de detener el crecimiento de la pobreza extrema en Oaxaca e incluso disminuirla durante el periodo del 2008 al 2010, al pasar del 27.7% al 26.2%. De todos modos es terrible el dato, pues más de una cuarta parte de los oaxaqueños viven en pobreza extrema. A pesar de que los programas sociales del gobierno ulisista fueron exitosos, no bastaron para darle un buen golpe a la pobreza extrema.
Los componentes que miden a la pobreza extrema son el rezago educativo, el acceso a los servicios de salud, a la seguridad social, a la calidad y espacios de vivienda, a la medición de las carencias, a los accesos de los servicios básicos a la vivienda y a la carencia en el acceso a la alimentación, en todos estos rubros, durante la gestión gubernamental de Ulises Ruiz Ortiz fueron a la baja; así, el rezago educativo baja del 30.6% al 30.3%, por lo menos no aumentó como lo hubieran deseado los aliancistas para seguir denostando al programa educativo de los adultos; en carencia a los servicios de salud bajó del 56.2% al 39.9%, seguramente el Seguro Popular, tiene que decir mucho, pero para la contralora, los dineros del programa se fueron a la bolsa de los funcionarios; en materia de carencia en el acceso a la seguridad social bajó del 80.49% al 79.7%; en materia en el acceso a la calidad y espacios de vivienda bajó del 38.2% al 34%, seguramente el programa ulisista de piso firme contribuyó a esta disminución; en el ámbito a la carencia, a los accesos a los servicios básicos a la vivienda bajó del 48.5% al 41.4% y finalmente en la medición a la eficacia en el acceso a la alimentación bajó del 28.6% al 26.6%, el programa de adultos mayores a partir de los 60 años impactó para alcanzar éstos números.
Por otro lado, bajan los índices de vulnerabilidad por carencias sociales al pasar del 27.4% al 22.1%, asimismo permanece igual la vulnerabilidad por ingreso. En el rubro en que hubo aumento fue en el ámbito de pobreza moderada al pasar de 34.1 al 40.5%.
En resumen, el gobierno de Ulises Ruiz no le fue mal en la evaluación del CONEVAL, ello implica que el gobierno del cambio deberá ser mucho más eficaz y eficiente en el combate a la pobreza en Oaxaca, sin embargo, en esta materia no observamos coherencia alguna en la acción de gobierno, ya son ocho meses de acción gubernamental y sólo se observa incapacidad para ejercer un cuantioso presupuesto logrado por los diputados federales que la gran mayoría son priistas.
Bajo la amenaza de gastar el dinero por gastar, los últimos 5 meses del año, poco se puede esperar de un gobierno que se está quedando en la alternancia y no en el cambio profundo que puede significar la transición a la democracia, a pesar de la voluntad del gobernador que no encuentra apoyo en una administración pública inoperante compuesta por cuates y cuotas, y cuya expresión administrativa es la de ser una administración patrimonialista.