
Mejora DIF Oaxaca movilidad de 21 personas con sillas todoterreno
Oaxaca, Oax. 23 de julio de 2013 (Quadratín).- Este lunes 22 de julio, el Cerro del Fortín se estremeció ante la presencia de miles de visitantes nacionales y extranjeros, quienes entre gritos y aplausos se sumaban a la algarabía que expresaban cada una de las delegaciones con su música, danza, bailes, cantos y versos, mismos que a lo largo de un año estuvieron preparando para ofrecer en el Primer Lunes del Cerro.
La presentación de las delegaciones de las ocho regiones mostraron al mundo su repertorio cultural en la edición vespertina, resultado del trabajo de un año de ensayos continuos, aunque su presencia en la Rotonda de la Azucena consistió en sólo unos minutos.
Uno de estos claros ejemplo lo representó Felícitas Ramírez Cruz, quien fue la mujer estelar de Santo Tomás Ocotepec, quien llevó la responsabilidad de encontrar con los ojos vendados la aguja que el padrino colocó en la solapa de una persona del auditorio Guelaguetza.
Tengo que estar bien concentrada para ir en busca de la aguja y escuchar finamente los acordes del violín, expresó Felícitas, quien porta la vestimenta de lana, collares de colores, el tlacoyal (cordones de colores de estambre que adornan su cabello) y huaraches, no deja de asumir con responsabilidad este papel que cada año también desempeña en la fiesta del pueblo que se celebra el 20 de diciembre en honor al santo patrón, Santo Tomás Apóstol.
Entre los integrantes de la delegación de Asunción Ixtaltepec, Michelle Toledo Orozco calificó como un orgullo el estar representando a su comunidad en la máxima fiesta folclórica del pueblo oaxaqueño.
Portando con orgullo su huipil de terciopelo bordado a mano, su enagua, el olán que representa las olas del mar, los accesorios de oro y sobre su cabeza la guía, además del resplandor que usará en la representación de las Festividades a la Virgen Asunción de María, dijo sentirse contenta de que la gente conozca la forma en que se realiza la fiesta en su comunidad.
Representar a su comunidad en una Guelaguetza, sueño añorado desde la infancia
El hecho de participar en una Guelaguetza y representar dignamente a su comunidad, es el sueño de muchas adolescentes. Es el caso de Rocío López González, de 16 años, integrante de la delegación de San Juan Bautista Tuxtepec.
Es una ilusión que desde pequeña había tenido, porque es un orgullo que como tuxtepecana pueda representar a mi tierra, es muy hermoso. Para conquistar este anhelo, desde pequeña ingresé a grupos de danza para conocer los pasos, después tuve que ir a la audición para ser parte del grupo, comentó en entrevista.
Rocío recordó que desde el pasado mes de febrero se intensificaron los ensayos pues la Flor de Piña es un baile difícil por la ejecución de los pasos, lo que en ocasiones propició algunos accidentes.
Julia Dolores Francisco Cortés, de catorce años de edad, también con orgullo expresa que forma parte de la delegación de los Valles Centrales quien junto con los chirimiteros y tamborileros, el grupo de faroleros, marmotas, monos de calenda, la banda de música y las madrinas que son las chinas oaxaqueñas, así como las dulceras, interpretan magistralmente el Jarabe del Valle.
Relata que para ser parte de la delegación de las Chinas Oaxaqueñas de doña Genoveva Medina, tuvo que asistir a todas las fiestas patronales con la Calenda. Ahora solamente fue dulcera, lo que se demuestra con su traje que es del diario al usar una falda de flores, mientras que las chinas oaxaqueñas portan además de la vestimenta su canasta que las distingue y les da elegancia.
La música, elemento importante en la Guelaguetza
Un elemento indispensable en cada baile es precisamente la música, y la delegación de San Pedro Pochutla se hace acompañar de su propia banda que ejecuta instrumentos como el violín, la charrasca y el cajón, entre otros.
Ignacio López Calvo ejecuta la charrasca, que está hecha de un palo de guarumbo, con tapaderas de coco y adentro contiene un espiral de palitos con semillas de la planta de platanillo.
Este instrumento prehispánico se utilizaba en un inicio para los sones junto con el violín, cajón, guitarra y contrabajo, mientras que ahora se han integrado los saxofones y la trompeta, además de la batería.
El muchacho de unos 20 años de edad, con orgullo refiere que si algún día no existiese la música, entonces en consecuencia no habría bailable; de ahí la importancia de que las nuevas generaciones aprendan a ejecutar un instrumento.
Estas y otras historias más se dejan ver en cada uno de los participantes de la Guelaguetza, sueños cumplidos, pero principalmente oaxaqueños orgullosos que muestran a los nacionales y extranjeros la vasta riqueza de danzas y bailes que se interpretan en cada rincón de la entidad.