Historia y literatura dan vida a La dulce tinta de Al-Jawater
OAXACA, Oax. 10 de noviembre de 2014.-“¡Que se vaya Peña Nieto a China y que ya no regrese!”. Entre bromas y dibujos que regalaron al público, terminó la noche de este domingo la 34 edición de la Feria Internacional del Libro en Oaxaca.
Los autores del relajo, Jis y Trino, moneros mexicanos, y los colombianos Inu Waters y Power Paola, que dibujaron lo que quisieron, preguntaron lo que quisieron –como: a qué se le llama “perico” en Colombia– y regalaron sus monadas como quisieron y a quien quisieron.
A la fiesta se unió el público, algunos irreverentes; en primera fila, Rius, oaxaqueño adoptado que es el único que sabía que en 1951 el Atlas, su equipo favorito, había ganado una copa de futbol. También presente Fabrizio Mejía, escritor y periodista mexicano.
El público no paró de reír por las ocurrencias principalmente de Jis y Trino –autores de la tira cómica “El Santos” y de la película “El Santos contra la Tetona Mendoza”–, quienes bromearon sobre el peyote, la religión, el futbol y hasta dibujaron la virginidad de los marcianos.
Sin la presencia de funcionarios estatales, con un foro abarrotado en la Alameda de León y pese a la espera de más de 20 minutos por fallas en el equipo de video, todos pintaron monos y payasadas; la colombiana Paola dibujó también un avión lujoso, de Peña Nieto.
“¡A la primera persona que nos diga quién es Emiliano Zapata y por qué!”, fue la primera pregunta ocurrente. “Vamos a dialogar sobre los efectos del mezcal y del ron en Oaxaca y en Colombia; yo voy a dibujar el efecto del tequila; eso vamos a dibujar”, siguió Trino.
“¡Se ve, se siente, el pelón está presente!”, fue la porra de Trino para presentar a Jis en el llamado “Jam de ilustración”, con que concluyó ocho días de la Feria Internacional del Libro en Oaxaca.
Siguió Jis: “Yo no quería hablarles del chupe, porque yo dejé hace cinco años de beber, realmente me fue bastante bien; luego también dejé la mariguana, porque en mi juventud yo era muy pacheco; la dejé, más bien ahora me dedico a comer avena. Pero mi problema actual es que mi mujer probó la mota y le gustó, entonces quiere que vuelva a eso y ando con esa bronca; quería compartir con ustedes, no sé si deba regresar”, bromeó.
–¿En Colombia hay drogas?, preguntó Trino.
–No, no hay, no escuchado; qué significa eso –respondió Paola.
–Alguien que nos diga el nombre de una ciudad de Colombia que no sea Bogotá –fue la otra pregunta.
–Póngase muy, allá atrás, porque las preguntas cada vez van a ser más cabronas –siguió Trino.
Jis armó un avión de papel; le puso un dibujo y lo aventó al público; Trino siguió con el relajo al preguntar por qué en México casi no hay moneras, que nos explique Rius, dijo:
–Debo aclarar que no todos los caricaturistas somos como estos bueyes; con excepción de los compañeros colombianos, nada más para los tapatíos. Es en parte por el machismo-leninismo; en parte porque las mujeres no se animan a entrar a una profesión tan desacreditada como ésta.
–Es bien chingón hablar con este cabrón, porque se siente uno en el episodio de Star Wars, siga señor Yoda, nuestra titular de la Secretaría de Educación Pública –siguió Trino.
La siguiente pregunta fue para obtener un cartón de Paola: “la que conteste qué día es cuando le baja, se gana un dibujo”, continuó el monero tapatío de barba y bigotes. La respuesta fue: ¡ya pasó!
–Porqué los borrachos cuando beben se dan besos entre ellos –fue una pregunta más; él mismo respondió que porqué sacan su otro yo.
–Yo soy admiradora tuya pero si sigues hablando de esas cosas (del futbol) me voy –amagó entre serio y broma una mujer en la primera fila.
–Bueno, ahora entonces vamos a hablar de hockey, béisbol, basquetbol, respondió el monero, entre los importunios de un borracho que se acercó al estrado.
Entonces Rius inició otra vez con sus irreverencias:
“Mientras ustedes dibujan tonterías, quiero hacer eco de una cosa que dijo la gente hoy referente a nuestro presidente Peña Nieto. En vista que se fue a la China, la petición popular es que se quede por allá, que ya no lo dejen entrar a México”. Las risas y aplausos no faltaron.
Así transcurrió más de una hora, en que el público interactuó, se carcajeó, gritó y bromeó con los léperos moneros, que cerraron una larga jornada de la Feria Internacional del Libro.