Pasada la fiesta, Temascal lució, en domingo, como si fuera un 25 o un Primero de Enero. Poco movimiento de gente y de comercio. Todos se desvelaron despidiendo a sus difuntos, al igual que como se hace en la vida real.
En esta comunidad de la Cuenca, el sábado en la tarde – como en diferentes partes del país – los familiares de los difuntos acudieron al panteón municipal a prenderles velas, llevarles flores y las ya tradicionales coronas.
Los mazatecos tienen la creencia de que si una de estas almas no regresa al más allá sin la corona, simple y sencillamente ya no los dejan entrar y lo dejan penando un año en este mundo.
Esta alma entonces hace ruidos reclamando su corona y es cuando sus familiares tienen pesadillas, insomnio, ven visiones, escuchan ruidos, gritos y hasta llanto sin imaginarse que son las consecuencias de la indiferencia que mostraron hacia sus muertos.
Por ello, este dos de noviembre, aun con el aguacero que se dejó caer, los familiares acudieron al panteón.
Cuando llueve, como suscedió en esta ocasión, los mazatecos lo atribuyen a las lágrimas de las almas que tienen que irse de regreso y dejar de ver a sus familiares – aún vivos – hasta dentro un año otra vez, y el día sábado lloraron mucho.
Como parte de la celebración se ofició una misa de despedida de las almas en el panteón municipal de Temascal, en la que el sacerdote ora y bendice las coronas presentes para las almas que esa noche partieron de regreso.
Muchos mazatecos son atentos con sus difuntos y en la noche del sábado prendieron velas en las entradas de las calles y sus patios para alumbrar a las almas en su partida.
Otros no los hacen así, son totalmente indiferentes y tienen sus propias opiniones pero en muchos hogares se practica esto; velas en el camino para alumbrar a las almas.
El amanecer del domingo, en Temascal, al parecer, ya todo había acabado y solo quedaba en pie los altares aun con los alimentos que les pusieron a las almas.
Son los vivos quienes ahora los comen. Los tamales, los panes, los refrescos, los cigarros y todos lo que se pueda comer pasaron a mejor vida en boca de los vivos.
Es el momento de repartirse lo que las almas visitantes dejaron.