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¿Y quién va a hacer la nueva Constitución de Oaxaca?
Signos y Señales
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de mayo de 2016.- Me sorprendió leer hace unos días que la Secretaria de Educación de la Ciudad de México, quiere la “descentralización” de la educación básica, para poder incidir en la toma de decisiones, en temas como la obesidad de los niños. Contrasta con lo que desean los gobiernos de los estados, de que la misma se termine de centralizar, ya que la desconcentración sólo les ha generado serios problemas políticos y presupuestarios. Hace año muchos gobernadores hablaron de “regresar la educación”, por la presión presupuestal.
Alguien tendrá que explicarle en que consistió la llamada federalización del gasto en educación básica de mayo de 1992 y la importancia de que en ese momento el DF era una dependencia más del Gobierno Federal, lo que a la larga le ha evitado tener que cubrir grandes costos económicos y políticos. Ahí está el caso de Oaxaca y el conflicto de 2006.
Para el gobierno de la hoy Ciudad de México, fue una fortuna que la administración de los servicios educativos se halla quedado en la SEP, con lo que se han evitado los costos presupuestales, administrativos y políticos que han tenido que pagar los estados ante una descentralización-centralizada desde su origen, así como la profundización de la inequidad en la distribución de los recursos que ha mucho estados les ha implicado la existencia de déficits acumulados por la insuficiencia de los recursos transferidos, desde 1998 a través del FAEB, y el incumplimiento de lo establecido en la Ley para la aplicación de la fórmula vigente hasta 2014.
Los secretarios de finanzas de la Ciudad lo han tenido presente, han conocido de las penosas experiencias estatales, ya que son temas que se han considerado siempre en las reuniones de funcionarios fiscales y por supuesto en la Conaedu. Muchos estados arrastran fuertes déficits heredados del FAEB y son casi todos los que este año cambiarán gobierno.
Como parte de la desconcentración, se transfirieron a los estados una serie de acuerdos, compromisos y malas prácticas de la relación con el SNTE, como incluso han señalado en el tiempo, estudios de organismos internacionales como el BM o la OCDE. Ya en 1993 se iniciaban problemas presupuestales y políticos, en los estado que no gastaban en educación básica, porque no tenían -ni tienen- subsistemas estatales, pagados con sus recursos.
En Oaxaca, Michoacán y Guerrero empezó en 1996 el pago de días adicionales, no reconocidos por la SEP, por tanto sin soporte presupuestal. Al finalizar 2014, todos los estados tenían comprometido el pago de más de 70 días adicionales, cuando la SEP sólo reconocía 50, además de pasivos a su favor nunca cubiertos, además de muchas observaciones por el pago a los terceros institucionales y no institucionales.
Fue inexistente el federalismo educativo, se trató a lo mucho de una desconcentración de responsabilidades y recursos que nunca han perdido, aun hoy con el Fone, su carácter de federales. La ventaja es que ya paga directo la SEP.
En los tiempos del Ingeniero Cárdenas, Clarita Jusidman tenía la responsabilidad de analizar la federalización y le quedó claro que no era positivo para las finanzas de la Ciudad, recibir la caja de Pandora de la descentralización simulada. El Jefe de Gobierno, al ver la parte política de dos sindicatos poderosos que serían de gran presión, llegó a las mismas conclusiones que los técnicos.
Desde entonces los diferentes secretarios de finanzas, han tenido claro lo anterior, aunque a veces los secretarios de educación desconocen el tema del financiamiento y lo que es descentralización o desconcentración. Piensan más en la política.
Es un tema que no se puede dejar de analizar al interior del Gobierno de la Ciudad de México y de los estados, sobre todo los que llegan, no todos tienen la oportunidad de que el anterior responsable en materia educativa sea gobernador, como sucede en el caso de San Luís Potosí.