Promueve policía de Oaxaca de Juárez prevención y proximidad social
OAXACA, Oax. 27 de noviembre de 2014.-El aula número 21 está semidesértica. Unas gladiolas blancas lucen en algunas butacas. Afuera, los compañeros de Vanessa Iris Mejía Narváez están desconsolados.
El Centro de Bachillerato Tecnológico, Industrial y de Servicios número 26 (CBTIS), vive un jueves en apariencia común. Frío. En las canchas hay partidos de futbol; por los pasillos caminan los estudiantes, pantalón o falta gris, suéter azul con logotipo; la mayoría cabizbajos.
«No es posible, no es posible que se hayan llevado a nuestra compañera. Eso no es de humanos, ¡asesinos!», expresa Mary.
Hay lágrimas, abrazos, desconsuelo entre ellos. Jóvenes que no alcanzan a comprender la desgracia. Pocos quieren hablar. Les invade la rabia y la impotencia.
Vanessa cursaba el quinto semestre «B». Llevaba la especialidad de Servicios de Hospedaje. A la chica de 17 años le gustaba el turismo.
«Era muy tranquila, callada; estudiosa, no se metía con nadie», relatan sus compañeras, que esperan instrucciones de sus superiores.
Aún no hay moño negro en el acceso del plantel. En el salón tampoco. Sólo lágrimas, consternación, luto en los corazones juveniles.
«No sabemos por qué se ensañaron con ella; las autoridades ya deben poner un alto, ¡ya basta de tanta inseguridad!», dice Rubén.
El gélido frío invernal invade el aula; abrazos entre parejas. Dolor estudiantil.
En la dirección del CBTIS, plantel ubicado en la avenida San Felipe, al norte de la ciudad de Oaxaca, hay poco personal. Un letrero junto al reloj checador informa del deceso; un moño negro acompaña el aviso del sepelio, en la privada de Luis Echeverría 135, en la tercera Sección de San Antonio de la Cal.
El miércoles 26 de noviembre asesinaron a Vanessa en la agencia de Cinco Señores, un presunto ladrón que le intentó robar el celular le apuñaló tres veces.
Mujeres y hombres en el plantel tienen sus propias historias, víctimas de la delincuencia. Ahora, dicen, tendrán más cuidado en la calle.
Vanessa les enseñó que precaución no es miedo. Y que en la calle los peligros están. «Pero tenía que llegar esto para que entendiéramos», concluye Mary.
(Fotos de Luis Jerónimo)