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Periodismo bajo asedio
OAXACA, Oax. 24 de marzo de 2014 (Quadratín).- Ante la excesiva concentración del poder recaudatorio en el gobierno central –más del 90 por ciento- y la consecuente dependencia de las entidades federativas respecto a las transferencias de recursos federales, lo mismo sucede en los municipios-, al tener limitadas sus posibilidades recaudatorias, la condicionalidad de la mayor parte de las transferencias –excepto las participaciones- dificulta el ejercicio presupuestal de las entidades federativas, además de limitar el papel de los congresos locales en la fiscalización del gasto. Lo anterior en virtud de que el gasto federal condicionado, tiene en general normativa rebasada por la realidad, con reglas de operación poco claras, aunque se debe reconocer este año avances en la normatividad de fondos como el FAEB, el FASP o FAIS, este último en su vertiente municipal. Además de la condicionalidad, está el problema de los pari passus, esto es la necesidad de que entidades federativas y municipios aporten una parte del costo de los proyectos, que generalmente es cincuenta – cincuenta, lo que muchas no pueden aportar, dejando así en el limbo, como ahorro presupuestal para el gobierno federal, recursos que no se pueden activar ante la ausencia de la aportación estatal o local.
Dado lo limitado del porcentaje participable, en el caso de las participaciones, el bajo potencial recaudatorio de sus ingresos propios y el desinterés fiscal, como se observa en el caso de la tenencia y el predial, los recursos propios de entidades y municipios destinados a inversión son muy limitados, como lo demuestra el hecho mismo de la dificultad para pagar los pari passus o al tener que recurrir a los llamados bonos cupón cero del FONAREC para pagar lo correspondiente al Fondo de Desastre Naturales (FONDEN), que a decir de muchos secretarios de finanzas, resultan más costosos que un crédito normal, además de que no se puede salir, esto es pagar por adelantado.
Cuando se les pregunta de porque entraron a ese esquema, la respuesta es “porque no tenían de otra”, ante la caída real de sus ingresos participables, a niveles de hace cinco años y lo precario de su recaudación propia. Ello explica parte del endeudamiento subnacional -más el estatal que el municipal- a niveles que han rebasado las estimaciones más pesimistas de hace algunos años.
Habría que enfrentar lo anterior de varias maneras: incrementando la calidad del gasto de las entidades federativas y los municipios, usar instrumentos como el PbR; aplicando los principios de la contabilidad gubernamental y avanzar en la homologación de la presentación de las cuentas públicas; mejorando la fiscalización de los recursos transferidos, pero también del uso de los recursos propios por parte de las entidades de fiscalización superior locales; homologando los tiempos de prescripción legal de las sanciones en cada entidad federativa; el fortalecimiento de los órganos de control interno a nivel subnacional y local.
Hay otras medidas de carácter económico, por ejemplo pensar ya que el FORTAMUN y el FAIS se incorporen al Ramo 28, esto es a las participaciones, revisar el porcentaje participable y lo más importante, la distribución de competencias en materia tributaria, así como el esquema de los pari passus.
No estaría nada mal empezar a plantearnos renovar el Pacto Fiscal nacional, en pos de un federalismo que descentralice, pero con un pacto de transparencia y rendición de cuentas, de eficacia recaudatoria y de responsabilidad fiscal, con estímulos positivos, pero también responsabilidades concretas y tiempos de cumplimiento, medibles por supuesto.
*Ha sido Presidente del Colegio Nacional de Economistas.