Cortinas de humo
OAXACA, Oax. 6 de enero de 2014 (Quadratín).- El costo para la población de las políticas basadas en la austeridad, es muy alto, lo observamos, incluso en países europeos como Grecia o España, país este último cuya política económica ha generado retroceso en el bienestar de la población, consecuencia de reducir los gastos en salud y educación, lo que ha incrementado las enfermedades y las muertes de muchos ciudadanos españoles, cuyo acceso a los medicamentos se ha complicado. Por su parte, la austeridad en el gasto educativo, limita el futuro de los jóvenes españoles y con el problema de los desahucios y el desempleo, se ha incrementado el número de suicidios. Hoy es frecuente que veamos en la prensa y televisión españolas, como la vieja clase media se dirige a los basureros de centros comerciales y restaurantes para buscar elementos caducados.
Parecería imposible lo anterior, cuando la economía española caminaba más o menos bien, o cuando leíamos las promesas de campaña de su actual gobierno, quien ha hecho exactamente todo lo contrario. Hoy tienen menos empleos, casi la cuarta parte de su población económicamente activa está desempleada y en el horizonte del periodo de Gobierno, difícilmente se recuperará. El anterior gobierno, el de Zapatero, no cantó mal “las rancheras”, ya que su reforma laboral, resultó una eficiente maquinaría para abaratar el despido y por tanto para producir desempleo.
Se han resistido a asumir un sistema federal descentralizado, por ello los efectos de un sistema centralista o unitario, han profundizado las diferencias regionales y las ideas separatistas, particularmente en Cataluña, que pretende realizar una consulta este año para separarse de España, consulta que por todas las vías se pretende impedir, incluyendo amenazas y la inducción de temores, respecto a un posible rechazo de la comunidad europea, a una Cataluña independiente. Se han llegado a vetar los recursos para la misma en el presupuesto autonómico.
Nosotros tenemos formalmente un federalismo fiscal, aunque en los últimos años han reaparecido inercias centralistas en muchos espacios de las políticas públicas. Si una salida a los problemas españoles sería la creación de un estado federal español, nosotros -por supuesto- debemos fortalecer nuestro sistema federal, mediante el consenso entre pares, la descentralización y el fortalecimiento de las instituciones de coordinación intergubernamental.
Un federalismo fiscal de pares, una mejor distribución de competencias tributarias y de responsabilidades de gasto, ayudarían a España a salir de sus problemas. No olvidemos que falta poco para que se reinicie la contienda electoral, por ello se festinan crecimientos muy inferiores por ejemplo en materia laboral, sin embargo el hecho es que está desempleada la cuarta parte de la población económicamente activa, que muchos jóvenes han desertado de buscar empleo.
Pero, ¿Por qué hago estas consideraciones de una realidad lejana a la nuestra?, porque creo que debemos aprender lo que no se debe hacer. No se trata de asuntos eminentemente técnicos, sino políticos. No podemos cerrar los ojos ante los desafíos de la pobreza y la desigualdad, de ahí el necesario apoyo a los programas sociales.
Por supuesto el gasto público tiene que ser de calidad, transparente y eficiente, pero debe caminar sin sub ejercicios deliberados y evitar gastos dispendiosos e innecesarios de todos los órdenes de gobierno y los tres poderes.
*El autor ha sido presidente del Colegio Nacional de Economistas.