Cortinas de humo
MÉXICO, DF. 30 de junio de 2014 (Quadratín).-Perdón, pero no puedo escapar del ambiente futbolero y hablaré del Mundial. Aún en la fiebre futbolera, en la que todos estuvimos esperanzados en que ganaríamos a Holanda, retornemos a la realidad, es evidente que el deporte profesional es antes que nada un negocio, que es tal la cantidad de dinero que se maneja que tienen profesionales a su servicio y que la programación de los partidos y la selección de los árbitros no es accidental, ni aleatoria.
Los muchachos mexicanos jugaron muy bien, con espíritu de triunfo, si tuvieron un descuido cuando faltaban tres minutos, pero el penalti fue riguroso, cuando el árbitro portugués, ignoró faltas y jugadas sucias de los holandeses. Estos últimos no merecían ganar, pero así es la realidad. El partido lo vi por primera vez con mis tres hijos, nieto y esposa.
En el mes de junio, la portada de Forbes México decía “El Planeta de los 200,000 MDD, eso vale la industria global del fútbol, lo que implica contratos comerciales, el costo de los equipos, el valor de los futbolistas… y en el mundial de Brasil, esta fábrica de dinero no se detendrá”. Esto significa que si fuera País, sería equivalente al quinto PIB en el Mundo.
En interiores Forbes presenta su reportaje con esta introducción, “Brasil reconfirmará que la nueva religión, y la publicidad y los medios, sus pregoneros. Las enormes ganancias de organizaciones y marcas ponen en evidencia que el nuevo “Olimpo” ha sido levantado por una constelación de millonarios menores de 30 años”.
Veamos los contratos de los futbolistas más importantes, están en Europa, como se ha visto no son los mejores equipos, por lo que resulta casi natural entender por qué la necesidad que tienen la transnacional que controla esto de que aparezcan equipos europeos en las finales.
Por ello parece que no estaba en el script que México llegara más allá, ya que implicaría la posibilidad de eliminar a Holanda, llegáramos a la final, en la cual está escrito que llegará Brasil contra otro más afín a los negocios que seguramente será un europeo.
La FIFA, la organización que controla el futbol mundial, que obtiene grandes ganancias de los torneos mundiales, aunque el País –como Brasil- pierda, castiga como delincuente a un jugador uruguayo, que sí cometió un error, pero la respuesta fue excesiva y a los árbitros de cuya capacidad e integridad podrían dudarse, no hace nada. Han tenido sus escándalos en organizaciones regionales, pero nada ha pasado.
Lo anterior no invalida al futbol como un deporte muy atractivo, el más popular del Mundo, y por supuesto los torneos son atractivos, aunque al final veamos lo que pasó.
Para los países a veces es muy costoso, no sólo económica, sino social y políticamente, como ha pasado en Brasil, una época cuyo modelo, muchos veían imitable, pero es un País con pobreza extrema, miseria, violencia sin fin.
El modelo chileno con su cauda de desigualdad, sin las libertades en materia de educación con que nosotros contamos, tampoco es algo a seguir. Pero ese es otro asunto.
El fenómeno del Mundial ha sido tan intenso que en todos los espacios, laborables, académicos, oficiales y sociales se ha prestado atención a los partidos de México y está bien. Es un deporte de masas, sólo veamos lo que ha pasado en el Zócalo de la Ciudad de México y en todo el interior de la República. Las grandes empresas han gastado millones en publicidad y todos los hemos tratado de ver en familia.
En lo deportivo, que buen equipo logró armar el Piojo Herrera, es un gran motivador y un hombre inteligente, logró conjuntar a jóvenes en muy poco tiempo, jugando muy bien y bonito, sí se perdió a tres minutos por las circunstancias mencionadas y ser los árbitros los ganadores.
Supo explotar lo mejor de cada jugador, hacer un equipo base, con buenos relevos, como sucedió en el juego contra Holanda donde metió a Salcido que por cierto jugó muchos años en ese País, Diego Reyes y el oaxaqueño Aquino. Bien por ellos, no regresan como perdedores.