
México cambiará para siempre el uno de junio
-Retomar los acuerdos de la Convención de las Haciendas Públicas
-Darle espacio al Gasto Federalizado
-Coordinación, no subordinación
OAXACA, Oax. 25 de noviembre de 2013 (Quadratín).- Con sus ciclos de avance y a veces con sus depresiones, la coordinación intergubernamental en México ha sido, particularmente en el caso del tema fiscal, una práctica no sólo necesaria, sino exitosa, con momentos de brillo, aunque también de olvido ante la existencia de inercias centralistas y a veces hasta de desinterés de los propios funcionarios estatales.
En lo personal he vivido mucho tiempo cerca de esta afortunada experiencia en materia fiscal, tanto como funcionario estatal y coordinador de los trabajos de la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales por parte de las entidades federativas, como en el federal, como responsable de la coordinación con las mismas desde la Secretaría de Hacienda, cuando tuve el honor de colaborar con el gran Secretario que fue Paco Gil. En otros ámbitos diferentes al fiscal o hacendario, también he conocido experiencias centralistas desafortunadas, en que se considera al nivel subnacional como subordinado.
Cuando se ha tomado en cuenta la opinión de las entidades federativas, los resultados han sido exitosos, como en los cambios a las fórmulas de distribución de participaciones de 1990, todavía hoy, la base para el reparto de dos terceras partes de las mismas. Lo mismo cuando se modifica el Régimen Fiscal de PEMEX en 2005 y se crea la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria en 2006, creando el FEIEF, el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, que tanto ha ayudado a las haciendas públicas locales en 2009, 2011, 2012 y a junio de este año. Los resultados han sido positivos y han durado. Sin embargo, cuando se ha dejado de lado la opinión y el consenso con los funcionarios fiscales de los estados y del DF, los resultados ha sido desafortunados, como lo muestran la crisis fiscal de las entidades federativas, la dificultad para aportar los pari passus y en el financiamiento de la educación básica, entre otros aspectos.
El ámbito de la coordinación gubernamental en lo fiscal, abarca no sólo lo referente a los ingresos públicos, también el gasto público desconcentrado –particularmente las transferencias condicionadas del Ramo 33- y la deuda pública, por lo cual desde hace algunos años, se habla insistentemente de avanzar institucionalmente de lo fiscal a lo hacendario, para ordenar la presencia en la Ley del Capítulo V referido a las Aportaciones Federales.
El gasto federalizado, como se le ha llamado, incluye por el lado de las transferencias condicionadas, no sólo las aportaciones, sino los subsidios, los convenios de descentralización y de reasignación y los fideicomisos, que no se consideran en la Ley de Coordinación Fiscal. Se habló de hacerlo en una Ley del Gasto Federalizado que integrase en un solo ordenamiento jurídico lo que hoy está disperso normativamente en muchas leyes. Sin embargo para que propuestas de esta naturaleza avancen se requiere de oportunidad y que sean viables, desafortunadamente la misma se perdió por razones que algún día comentaré, y hoy a la luz de las reformas al propio Capítulo V de la LCF, lo oportuno, conveniente y viable es retomar la iniciativa de fortalecer y transformar la LCF, en una Ley de Coordinación Hacendaria, haciendo más robusto el Capítulo V – incluyendo todas las transferencias condicionadas, y ampliar su ámbito normativo, señalando con claridad su vinculación con otras leyes como la de contabilidad gubernamental.
Esto fue un consenso de la Convención de las Haciendas Públicas de 2004.
Se debe considerar la opinión de los ordenes estatal y municipal, ya que si la misma se elabora sin conocimiento de la realidad y sin los consensos, su destino será desafortunado. Por ello las reformas a la Ley de 1990 han sido tan exitosas y perdurables, ya que a pesar de los cambios de 2008, aun hoy se resisten a desaparecer.
Las clave es que hablemos de coordinación, no de subordinación, donde se considere en los hechos a los otros ordenes de Gobierno como pares, no como subordinados. Hacer coordinación gubernamental, no hacer como que la hacemos.
Ha sido Presidente del Colegio Nacional de Economistas.