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Consejo de la “caricatura”, Servil al Gobierno
OAXACA, Oax. 7 de octubre de 2013 (Quadratín).-Acaba de declarar el Secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, que la capital ha dejado de recibir alrededor de 21.5 miles de millones de pesos, tanto por su exclusión del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) desde hace más de 15 años, y por los 12 mil millones que ha perdido con el cambio de fórmulas de distribución de participaciones de 2008 a la fecha, por cierto igual que Tabasco. Asimismo por gastos fiscales de alrededor de 2 500 millones por año, derivados del no pago de contribuciones y servicios por parte de dependencias federales, lo que incluye 800 inmuebles que no pagan el predial, ni protección civil, ni servicios, etcétera.
Por ello piden que se cree un Fondo de Capitalidad, que compense a la Ciudad del costo de ser capital, incluyendo los daños por la presencia de movimientos sociales que se originan en las entidades federativas, pero que terminan en el Distrito Federal. Tema que no es la primera vez que se plantea.
Al respecto conviene realizar algunas consideraciones sobre el status fiscal de la capital del País, que efectivamente ha sido afectada fiscalmente por los cambios en las fórmulas de distribución de participaciones, tanto la de 1990 impulsada por una mayoría abrumadora de las entidades federativas, como la de 2008 que se realizó al margen de las mismas entidades y por supuesto del propio Distrito Federal.
En el caso de la primera se incluyeron dos reservas de contingencia y de compensación, que amortiguaron un poco el impacto de los cambios en la forma de distribución de participaciones a las entidades perdedoras con los mismos, la última vivió hasta 2007 y de alguna manera hasta hoy por la garantía de lo recibido hasta 2007.
En primer lugar cuando se crea el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal hacia 1980, como parte de la reforma fiscal más relevante de los últimos 30 años, los estados se adhieren al mismo a través de un Convenio de Adhesión, que en los hechos significó dejar en suspenso o dejar de administrar impuestos importantes que la Constitución al no prohibir permite a este nivel subnacional de gobierno. Pero el Distrito Federal dado su status jurídico sólo está vinculado al Sistema a través del Convenio de Colaboración Administrativa, esto es prendido de alfileres. Si el DF y otras entidades tuvieran su propio sistema fiscal, que incluyera impuestos como el ISR o el IVA, su recaudación sería mayor, no sólo por el peso de su PIBE, sino porque en lo fiscal hay un sesgo que acumula domicilios fiscales en la capital.
Todas las entidades federativas dependen en más del 90 por ciento de las transferencias de recursos federales, en primer lugar las transferencias no condicionadas, esto es las participaciones que son recursos de libre disposición, ingresos propios, gasto no programable y las aportaciones, transferencias condicionadas, gasto programable, con reglas de operación y fiscalización federales. Los ingresos propios de las entidades federativas no llegan al 10 por ciento en promedio, con excepciones como las de Chihuahua o Baja California, pero en el caso del DF, las transferencias sólo significan la mitad de sus ingresos totales.
En efecto la recaudación de predial y nóminas en conjunto se acercan al monto de las transferencias. En el caso de las aportaciones del llamado Ramo 33, la participación del DF es mínima, debido a que no recibe recursos del FAEB, porque los servicios administrativos de educación básica los realiza la SEP y tampoco recibe el FAIS, desde 1997.
Con motivo del cambio de fórmulas de 2008, el DF presentó una Controversia Constitucional, que al final por cuestiones de forma fue desechada en la Corte, pero sus alegatos, incluidos los del perito nombrado por la misma, vale la pena revisar, para entender mejor ese momento en la historia de la coordinación intergubernamental del País.
En cuanto al costo de las fórmulas de 2008, es claro que dado la suma cero, es imposible caminar hacia atrás, pero si se pueden fortalecer los recursos de las transferencias por dos vías: incrementando sustancialmente la recaudación federal participable o el porcentaje de las participaciones, concretamente del Fondo General de Participaciones.
La tercera vía se basa en el crecimiento de los ingresos propios, que como ya señalé en el DF representan la mitad de los totales. Quedan espacios en tenencia, el DAP y que no se les quiten facultades en otros.