
De la misma manada
OAXACA, Oax. 6 de octubre de 2014.-Cualquier reforma fiscal o tributaria para ser viable, tiene que ser precedida de acuerdos políticos, no sólo entre órdenes de Gobierno, también del Gobierno con los grupos empresariales y sociales, y pactados por los partidos políticos y sus representaciones en el Congreso.
Si esto no se da, son imposibles los cambios.
Por eso fueron viables las reformas aprobadas estos dos años de Gobierno, por la política y la concertación. El ejemplo se debe retomar en los asuntos pendientes, como el de la reforma hacendaria federalista.
La coordinación intergubernamental entre pares es la oportunidad y el instrumento para replantear nuestro agotado Pacto Fiscal. Claro si los actores le dan la importancia que tiene.
El reparto equitativo de los recursos fiscales, una más descentralizada distribución de facultades tributarias y la correcta corresponsabilidad del gasto público, son quizás metas viables, pero hay que revertir las inercias centralistas y el desinterés fiscal de algunos gobernantes.
Los fondos vinculados a aportaciones de los gobiernos subnacionales -pari-passus- o locales deben corresponderse con el reparto del peso fiscal, esto es de acuerdo con lo que le toca a cada orden de gobierno del mismo del pastel fiscal.
No puede ser, que si más del 90 por ciento del poder tributario está concentrado en el orden federal, los pari passus sean del 50 por ciento, ya que los recursos disponibles de los órdenes inferiores, siempre tendrán mayores limitaciones para aportar su parte.
En los últimos años, muchas entidades han pasado momentos en los cuales no pueden poner su parte para liberar los recursos del FONDEN, esto es del Fondo Nacional de Desastres Naturales, lo que además de retrasar la reconstrucción, hace que el gasto sea mayor.
La figura de los bonos cupón cero, es interesante, sin embargo lo que las propias entidades federativas han señalado, que aunque se les diga que no es deuda, ya que sólo se pagan los intereses, su costo superará el de cualquier endeudamiento bancario, y finalmente es una obligación financiera, que da un costo mayor a las finanzas de las entidades federativas.
El otro tema que no sólo ha provocado sub ejercicios, sino de plano la imposibilidad de que se aprovechen muchos programas federales, es el de los pari passus, esto es una aportación estatal o municipal para tener acceso a los programas federales.
En muchas ocasiones, durante las campañas políticas se usa mucho el discurso de los sub ejercicios, para cuestionar al gobierno que termina, cuando realmente se trata de la imposibilidad de aportar el pari passu, dadas las características estructurales de nuestro Pacto Fiscal.
Cuando no hay aportación estatal, las dependencias federales retiran sus recursos -así lo dice la normativa- o no los depositan, y los ciudadanos de las entidades federativas y los municipios, se quedan sin las obras que se requieren para mejorar su nivel de vida.
Por otra parte, el comportamiento de las finanzas públicas está muy vinculado a las relaciones políticas entre los gobernadores y el gobierno federal, y el mejor mecanismo para hacerlo es la coordinación inter gubernamental entre pares.
Si no existe eso, la mayoría de los gobernantes de los gobiernos subnacionales, apuestan más a “la gestión de recursos”, que al esfuerzo recaudatorio de su hacienda local.
Veamos hoy lo que sucede en España, un gobierno centralista, con políticas conservadoras de los dos partidos que se alternan el poder en ese país, un centralismo que ha asfixiado a las autonomías, y ante los afanes independentistas de Cataluña y las demandas del País Vasco, la gran oferta de los dos partidos, más del socialista, es el del Sistema Federal como alternativa.