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Periodismo bajo asedio
MÉXICO, DF. 5 de mayo de 2014 (Quadratín).-Cuando hablamos del fracaso y desperdicio de facultades impositivas de los gobiernos locales, invitablemente terminamos hablando del impuesto predial, cuyo potencial recaudatorio es mayor al que seguimos manteniendo como País, ya que si descontamos lo recaudado en el Distrito Federal, estamos en alrededor del 0.1 por ciento del PIB, muy por debajo de lo que se recauda en otros paises, ya no hablemos de los miembros de la OCDE, de América Latina, como Chile con el 0.6 por ciento, Colombia con el 0.5 o Argentina con el 0.4.
La relación respecto al PIB no tiene que ver con el tamaño de las economías, es más importante el interés fiscal, lo que muestra que el esfuerzo es bajo, de apatía y desinterés, lo cual sorprende más cuando es clara la crisis fiscal, por el lado de los ingresos, por la que atraviesan entidades federativas y municipios, esos últimos los facultados para administrar este impuesto patrimonial, el cual es relativamente sencillo de cobrar, ya que las propiedades inmobiliarias no se mueven, ahí estan esperando, primero ser registradas y valuadas en el catastro, y luego gravadas por el impuesto.
Claro en las áreas rurales es más difícil aplicarlo, pero hay métodos para hacerlo, igual que en las zonas de pobreza extrema, donde la realidad económica y social reduce el potencial recaudatorio del impuesto, pero aun así lo sano es generar una cultura fiscal, de acuerdo con las posibilidades contributivas de los contribuyentes de esas zonas, a eso apunta la legislación de usos y costumbres de Oaxaca, a través del trabajo ciudadano, que es una buena alternativa cuando el dinero en efectivo es un bien escazo en los municipios más pobres del País.
La importancia de esa legislación, apunta a resolver una realidad, que es que los usos y costumbres han generado una cultura del desinterés fiscal. Es común la resistencia de los municipios pequeños a cobrar impuestos, dado que aseguran, “tiene costo político”, reproduciendo así la prioridad dada a la gestoría ante los gobernadores, a la gestión y administración de sus impuestos. Lo que se puede llamar la cultura del padrotismo fiscal.
Lo anterior no excluye que hay municipios que históricamente han sido responsables en esta materia, los que ven con precoupación los cambios en la Ley de Coordinación Fiscal, que pretenden que el próximo año, las entidades federativas firmen convenios a fuerza con los municipios para que cobrar el predial, cono un acto forzozo de colaboración administrativa, lo que sí fuese una opción voluntaria y concertada no sería mala.
Asunto que por cierto ya tienen en agenda las organizaciones de Presidentes Municipales agrupadas en la CONAMM, que es su organismo cúpula y apartidista.
Desafortunadamente los políticos tradicionales piensan que es popular couestionar a la autoridad cuando pretende cumplir con su responsabilidad recaudatoria, como ha sucedido en todos los niveles, como en el DF, cuando miembros del propio partido en el poder hacen campañas en contra del cobro del impuesto, o presidentes municipales de los tres partidos que rehusan asumir su responsabilidad, pero eso sí, hacen antesalas ante los gobernadores para que “los apoyen” para pagar sus aguinaldos, o cuando son visitados por las autoridades federales, los bombardean con una avalancha de solicitudes gratuitas de recursos, siempre para obras de oropel, nunca para proyectos productivos o que impliquen un esfuerzo local adicional.
Hay casos patéticos donde los latifundistas urbanos recurren a todo, incluida la corrupción de los funcionarios públicos, para no pagar incrementos en el impuesto predial, pero que practican la usura cuando venden o rentan.
Sin responsabilidad e interés fiscal, lo demás es secundario, esto es el centralismo de los catastros, su subdesarrollo, la subvaluación de los valores y el rezago de los modelos recaudatorios.
*Ha sido Presidente del Colegio Nacional de Economistas.