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TCL-aranceles con narco: CSP la toma o la derrama
Potencial de la coordinación
-Se requiere de tres ordenes fiscalmente sanos
-Redistribuir potestades tributarias
-Revisar responsabilidades de gasto
Revisamos la concurrencia, ahora hay que hacerlo con la Coordinación Fiscal. Tiene potencialidades para lograr tres ordenes fiscalmente fuertes.
Oaxaca, Oax. 25 de enero de 2013 (Quadratín).-Después de revisar lo referente a la concurrencia fiscal, es necesario encontrar mecanismos en la coordinación fiscal que compensen las diferencias de capacidad contributiva entre las entidades federativas que forman parte de la federación, y lograr que los niveles de bienestar de los ciudadanos tiendan a ser similares, o menos desiguales, así como que el gasto social y la inversión pública se distribuyan mejor. Se trata también de evitar que se impongan tributos adicionales a los ciudadanos en los gobiernos locales, que además tienen una base imponible menor.
En el contexto de la coordinación gubernamental con la política económica, cada orden de gobierno tienen responsabilidades definidas en materia de ingresos y gastos. El federal es responsable de la seguridad nacional, de las fuerzas armadas, de la política exterior, de la acuñación de moneda, y de la política macroeconómica, como es el caso de las políticas monetaria, cambiaria y de comercio exterior. El orden estatal o subnacional tiene a su cargo la procuración de justicia, ciertos rubros de inversión como los caminos locales y la asistencia social, correspondiéndole en general la planeación del desarrollo regional, así como las relaciones intergubernamentales con los municipios. Finalmente este último orden asume la prestación de servicios, como el tránsito local, los servicios de agua potable y el manejo de la basura, así como permisos, ente otros.
En cuanto a la política económica nacional, es competencia y responsabilidad del orden federal, lo mismo que la función redistributiva, esto es la federación se debe ocupar de la redistribución del ingreso, ya que la meta es que todos los habitantes del País tengan mejores niveles de bienestar. No obstante la participación de los tres órdenes de Gobierno, en aspectos específicos de la políticas social, como la educación, la salud, la seguridad y el combate a la pobreza, pueden contribuir a mejorar su eficacia.
En México, como en otros países federales, el orden central tiende a transferir al subnacional, responsabilidades en materia de gasto público, de manera condicionada, sin que pierdan su naturaleza de recursos federales, donde la normatividad, el financiamiento y la fiscalización se reservan a nivel central, debiendo manejarse a través de una coordinación intergubernamental eficiente.
Un tema central es la distribución de fuentes y competencias tributarias, pues en un sistema federal los tres ordenes de gobierno pueden establecer sus propios impuestos, sin embargo, cuando el gobierno federal y un gobierno estatal gravan el mismo impuesto, se da la concurrencia impositiva.
Este uso de las mismas fuentes por diferentes ordenes de gobierno, de manera independiente y generalmente descoordinada, da como resultado la doble tributación, al superponerse impuestos de la misma naturaleza pero con legislación, características y administración diferentes. La estructura de los sistemas tributarios sin coordinación tiene consecuencias negativas para el contribuyente.
De ahí surge el desafío de resolver cómo armonizar los intereses y facultades fiscales del gobierno federal con los de los estados y los de ésos entre sí, para evitar la doble o múltiple tributación. Ello requiere de la coordinación gubernamental, para hacer más eficiente la administración tributaria nacional y evitar conflictos e interferencias los estados y el gobierno federal o central. La colaboración administrativa aporta elementos adicionales al fortalecimiento de las relaciones intergubernamentales.
El instrumento que el federalismo ha encontrado es la coordinación intergubernamental, tomando como principio la separación de fuentes impositivas entre el gobierno federal y los estados, lo que fortalece esfuerzos de ambas instancias gubernamentales.
Es importante revisar la situación actual de la coordinación fiscal, regresar potestades con potencial recaudatorio a las EF y replantear las responsabilidades de gasto. Incluso dándole rango constitucional a la coordinación de las haciendas públicas. Las experiencias de reforma fiscal en el mundo y de la 1ª. Convención Nacional de las Haciendas Públicas realizada en 2004, ayudan a ello. Recordemos que en el caso mexicano, el orden subnacional ha dejado en suspenso facultades que la Constitución no le prohíbe, para adherirse al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal.
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