Cortinas de humo
«Los usos y costumbres, el desinterés fiscal, la opacidad y el incumplimiento de las normas caracterizan a un buen número de municipios. Ese si es un reto a enfrentar»
MÉXICO, DF. 21 de julio de 2014 (Quadratín).- Un tema recurrente en los medios de comunicación es lo relacionado con las finanzas de los municipios, su escaso interés fiscal y la opacidad y uso deficiente de los recursos. En la semana, por ejemplo, aparecieron notas en la prensas escrita sobre las deudas que los mismos tienen con sus proveedores, muchos de los cuales están incluso en peligro de desaparecer; recientemente leía sobre el costo de los laudos laborales, en virtud de que es muy común que cuando cambian las administraciones municipales, sustituyen a todos los trabajadores, incluso a los policías, por lo menos así pasaba en Juchitán. Esto significa que el Servicio Profesional de Carrera Municipal es una quimera, en la mayoría de los municipios.
Por otra parte, se ha generalizado incumplimiento con sus proveedores y prestadores de servicios, no se diga para cumplir con sus compromisos de fin de año con los trabajadores del municipio, esto es los aguinaldos, nunca hacen previsiones y le apuestan al “padrotismo” fiscal, esto es desfilan por las oficinas de los secretarios de finanzas o de los gobernadores, pidiendo “apoyo” o recurriendo al desvío de los recursos federales transferidos de manera condicionada como el FAIS o el FORTAMUN, sin considerar que un día pagarán por el mismo, desafortunadamente para ellos, cuando ya no son autoridades municipales y la Auditoría Superior de la Federación, les reclama como personas físicas el reintegro de los recursos, incluso con una denuncia de hechos. He visto ex presidentes llorar por lo que hicieron, claro aun hay cínicos que dicen que no importan las normas, sino “lo que diga el pueblo”.
Pocas veces adquieren conciencia de lo anterior, quizás ya los alcaldes de gobiernos municipales poderosos en lo económico, quienes por lo corto de su gestión, recurren a endeudamiento con el único fin de “hacer obra que se vea”, esto es de ornato, o pavimentaciones efímeras, y poder apostar a la gubernatura de sus estados, lo mismo pasaría con la reelección. Por ello es mejor la ampliación del periodo de gobierno, claro no en todos, porque en cerca de la tercera parte los presidentes no duran ni un año, Oaxaca es la evidencia más clara con los usos y costumbres.
Es conocido su poco interés por cobrar los impuestos con que cuentan, particularmente el impuesto predial, en virtud de que consideran que esto tiene un alto costo político, no haciendo caso a sus tesoreros o directores de ingresos, que si se los proponen e incluso intentan mejorar la recaudación. Prefieren la gestión, a lo que llaman “bajar recursos”, con lo que además generaron esa figura de corrupción que ha sido el llamado “moche” en que han incurrido muchos legisladores, me atrevería a decir, de todos los partidos.
Su desconocimiento de la política fiscal y los usos y costumbres de la mala política, los hacen recurrir a medidas indebidas, como el chantaje a los inversionistas. Plantones frente a las empresas para que “colaboren”, así llegó a pasar en la Cervecería del Trópico, el obstáculo a los 13 mil millones de inversión del proyecto eólico en Oaxaca de Mareña, recordemos lo de Atenco. Un caso reciente por ejemplo derechos indebidos a actividades relacionadas con la energía eólica, los que no resistirían ningún filtro legal o lo que hacen a las empresas de juegos y sorteos.