
Respuestas
-Pensar en una 2ª. Convención de las Haciendas Pública
-Integral, federalista y responsabilidad compartida
Oaxaca, Oax. 21 de enero de 2013 (Quadratín).-En el caso de las reformas pendientes, particularmente la fiscal o de las haciendas publicas, es necesario verlas de forma integral. Esto es las reformas tributaria, de gasto público, de la coordinación de las haciendas públicas van juntas, con el objetivo de darle suficiencia al gasto público, redistribuir con equidad y progresividad la carga fiscal y las competencias entre los diferentes ordenes de Gobierno. Lo cual dará mayor transparencia, mejor rendición de cuentas, con instancias de fiscalización fortalecidas y en todos esos ámbitos una participación ciudadana responsable.
Es un asunto de acuerdos, de diseño de estrategias que permitan llegar a esos acuerdos, para que todos contribuyamos al gasto público, pero con equidad de acuerdo a nuestras posibilidades y voluntariamente.
Propuestas han sido muchas a través de los años, algunas mejores que otras y siguen saliendo más afortunadamente, destacadamente lo que salio de la Convención Nacional Hacendaria y lo del Grupo de la UNAM, entre otras.
Para ello se debe definir que estructura tributaria queremos, si darle mayor pesos a la tributación indirecta o a los impuestos directos, o una mezcla más afortunada. Se ha hablado de revisar los gastos fiscales, algo que hay que hacer, revisando incluso la metodología para medirlos.
Se requiere la reforma de las haciendas públicas para tener más recursos, sostener la estabilidad macroeconómica, contar con más gasto de inversión en infraestructura y más recursos para el gasto social. La deuda no es la mejor opción, sino ingresos fiscales sanos.
Cualquier reforma fiscal requiere de una estructura tributaria progresiva, equitativa, sencilla, fácil de administrar, viable políticamente, y muy federalista, frente a algunas de las características de nuestro sistema tributario, que ya he comentado en este espacio:
La carga fiscal más alta en la OCDE es la de Dinamarca con 48.1 % de su PIB, mientras que la de México incluyendo seguridad social e ingresos petroleros- es la menor con 17.4 %. Sin ellos nos quedamos con 9 %. Las de Argentina y Brasil son de 31.4 % y 32.6 % respectivamente..
La dependencia de los ingresos provenientes del petróleo es alta, va del 38 al 40 %, mientras que en Chile, Colombia, Perú y Venezuela apenas su principal producto aporta entre 10 y 18 %.
Nuestra estructura tributaria descansa ya en impuestos indirectos. En efecto, el IVA y los IEPS, representan más de la mitad de la recaudación, a pesar del peso de los gastos fiscales que también son muy altos especialmente en el IVA. Lo cual contrasta con el promedio OCDE, donde el peso lo tiene el ISR a las personas físicas, aunque con un IVA más dinámico.
Ha escrito la OCDE que una una mayor dependencia de los impuestos indirectos puede acarrear que el sistema tributario sea más regresivo.
Tenemos pendiente fortalecer los ingresos y por tanto las facultades tributarias de las entidades federativas, como si lo han hecho Brasil y Argentina que incluso crecen más que nosotros.
Sin restar seguridad social, el Gobierno Federal tiene más cuatro quintas partes de los ingresos tributarios. Parte porque los gobiernos subnacionales sólo pueden cobrar impuestos de bajo potencial recaudatorio como el hospedaje, anuncios, autos viejos, nóminas y ahora una tenencia deteriorada en su base y este último no todos. Además es cierto, muchos prefieren depender del esfuerzo del otro poder.
Varias entidades incluso no lo cobran.
En Brasil las facultades impositivas se distribuyen así: 46 % para el gobierno central y 27.3 % para los subnacionales; en Argentina 63.9 % y 14.7 % respectivamente. Para los socios federales de la OCDE los promedios son de 53.6 % y 24.4 %; y en lo En los países unitarios de la OCDE, 63.5 %, por ejemplo en Chile la concentración de facultades es de 86 % y en España con una distribución centralista del poder tributario, tienen problemas hasta de intentos separatistas. El federalismo es mejor opción, mientras no tenga tintes de estado centralista.
Por ello no es mala idea ir pensando en una nueva Convención Nacional Hacendaria.
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