
México y la semana aquimichú
MÉXICO, DF, 13 de abril de 2015.- En el arranque de las campañas electorales han proliferado las acusaciones o alusiones entre los partidos políticos de presuntos actos de abuso, corrupción e impunidad, con spots transmitidos a todas horas para denostar a los contrincantes.
Estas estrategias electorales se dan en medio de una tónica más general, de desconfianza y hartazgo social por la corrupción y la descomposición de la vida pública.
Prácticamente no hay semana en la que no salga a la luz algún nuevo suceso en el que miembros del sector político sean señalados lo mismo por usos patrimoniales de los recursos públicos, que por presuntos fraudes.
Además, con igual recurrencia se dan a conocer despilfarros y una ostentación que ofende a los mexicanos, máxime en un contexto de recortes presupuestales, austeridad y sacrificios para la población, cuando empresas y personas físicas se ven presionadas por un mercado interno débil y una carga fiscal importante.
Desde el sector empresarial, hemos insistido en que en México hay que pasar de los escándalos de corrupción e impunidad, a las acciones concretas para depurar y renovar la vida política y la administración pública.
Se necesitan compromisos y hechos concretos a favor de la transparencia y el Estado de Derecho, más que mercadotecnia electoral de acusaciones, que no terminan en denuncias formales, y menos aún en investigaciones y sanciones de los presuntos actos de corrupción.
Hechos concretos, como el que cada candidato se adhiera a la iniciativa 3 por 3, presentando públicamente su declaración patrimonial o carta de compromiso de hacerlo en caso de resultar electos, la declaración de intereses y la declaración fiscal, son acciones contundentes.
Llamamos a los ciudadanos a exigir a los candidatos, a todos los cargos a elección, que hagan este compromiso. Más aún, exhortamos a que, como electores, todos tomemos en cuenta, como un argumento de peso en el voto informado, a quienes presenten estas tres declaraciones en el formato homologado del programa Candidato transparente».
Se trata de reconocer a aquellos que demuestren, con hechos, más que con retórica y propaganda, su determinación de ser parte del cambio en pro de la legalidad, la transparencia y la rendición de cuentas en México.
Argumentos como el de los derechos de privacidad y los riesgos que las declaraciones patrimoniales pueden implicar en términos de seguridad son válidos. Sin embargo, consideramos que pueden minimizarse o superarse, con los formatos propuestos, para omitir la inclusión de datos sensibles o personales, como direcciones o nombres de familiares.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) se ha sumado y es parte activa de esta iniciativa, ‘Candidato Transparente’, con el IMCO y Transparencia Mexicana. Aprovechando toda la red de representación y voluntariado empresarial en el país, a lo largo de las campañas, estaremos impulsando este acto de mínima congruencia con los tiempos que vive México por parte de los candidatos y los partidos políticos.
Haremos equipo con muchas organizaciones de la sociedad civil, para que esta iniciativa sea un factor importante en las elecciones.
Reiteramos: más que anuncios y discursos, se necesitan hechos como la declaración pública 3 por 3, e inclusive ir más allá. Los partidos políticos podrán ganar puntos para ir repuntando en su credibilidad si contribuyen con otras acciones específicas: sugerimos que llamen a sus candidatos a renunciar anticipada y públicamente a recurrir a fueros ante acusaciones fundadas de corrupción o delincuencia, en caso de ser electos.
Otra iniciativa sería, que los gobernadores y candidatos se sumen a respetar, hacer valer y cumplir la Reforma Educativa.
En el sector privado, las empresas y/o los empleados con altas responsabilidades pagan fianzas, como medio de compensación en caso de que se defraude la confianza entre las partes, en el ejercicio de algún cargo, función o contrato.
No vemos por qué no puedan desarrollarse medios de compromiso, como la renuncia a fueros, para que los representantes populares den garantías sobre la fidelidad que le deben sus mandantes, que son los ciudadanos, y a sus intermediarios, que son los partidos.
En este sentido, es inaceptable el desaire de la plataforma ‘Legislador Transparente’ en el Congreso de la Unión, la cual busca que diputados y senadores en funciones también hagan públicas sus declaraciones patrimoniales, de posibles conflictos de interés y fiscales. En el arranque sólo se sumaron cuatro de 628 legisladores federales, y a la fecha no se han incorporado más de una docena.
Se trata de poner el ejemplo en la tarea crítica y urgente de reconstruir un clima de confianza. Pedimos que se cumpla con este compromiso público con la democracia, en aras del fortalecimiento institucional del Estado mexicano y de la auténtica renovación de la vida pública que hace falta en los tres órdenes y todos los poderes de gobierno.
Con cada escándalo de corrupción que queda impune, la frustración en la población aumenta, y con ello, va perdiendo legitimidad el Estado Democrático, como instrumento de protección de los derechos ciudadanos y promotor de los intereses de la sociedad. Se pierde fuerza y capacidad en la gobernabilidad, y se ensancha la brecha entre los políticos y la sociedad.
Hoy, el combate frontal y sistémico a la corrupción es el gran pendiente en México. Por eso, también es fundamental que los legisladores federales afinen todos los detalles y aprueben en este periodo ordinario de sesiones la reforma para crear un sistema nacional anticorrupción efectivo. Sería inaceptable que se vuelva a postergar esta asignatura crucial, que los legisladores y los partidos políticos nos deben a todos los mexicanos.
En tanto no se ve una convicción más firme de la clase política en su conjunto para combatir la corrupción y la impunidad de forma integral y completa, la sociedad civil y los ciudadanos no podemos bajar la guardia ni la intensidad de la presión para que se cumpla con este compromiso. El exhorto a los todos los mexicanos es a exigir más y no resignarnos a seguir presenciando escándalos recurrentes sin ninguna consecuencia.
Es hora de cambiar en México; demos los pasos necesarios para despejar el camino para el fortalecimiento democrático y el desarrollo nacional, con bases sólidas, justicia y prosperidad para todos.