Llora, el país amado…
OAXACA, Oax. 19 de junio de 2015.- La profusa y no menos costosa campaña publicitaria que desde el gobierno de Oaxaca se ha desplegado para justificar la construcción del Centro de Convenciones (ahora ya se le agregó lo de Cultural) en mucho recuerda lo que solían hacer los gobiernos priístas cuando perdían una batalla frente a la sociedad.
Como nunca antes en lo que va del sexenio ahora se defiende con todo tipo de argumentos y artilugios un proyecto que, como se advierte, tal parece que deberá realizarse pésele a quien le pese. De la velaria al Centro de Convenciones solo hay una razón: la de quien desde el poder decide lo que debe y no debe hacerse en bien de Oaxaca.
Y como también solía ocurrir con los gobiernos priístas: ahora no faltan voces, autorizadas o no, y defensores de oficio que no pierden oportunidad para darle su voto de confianza a lo que desde la sociedad civil se denuncia como una imposición y un acto de autoritarismo.
Un día después de la agresión de la que fuera objeto el maestro Francisco Toledo por porros de la CTM, y luego que el pintor Fernando Andriacci aprovechara el incidente para cobrar una vieja afrenta, escribí en mi agenda personal lo siguiente:
“El pintor, grabador y escultor Fernando Andriacci tuvo y tiene motivos muy personales para hacerle coro a la campaña mediática que se ha orquestado desde algunas oficinas del gobierno de Oaxaca para descalificar la postura del maestro Francisco Toledo que públicamente se ha opuesto a la construcción en el cerro de El Fortín del polémico Centro de Convenciones: en febrero de este año la Dirección General del INAH atendió una solicitud de Toledo para reubicar la obra escultórica andriacciana que el ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca de Juárez había instalado en el Centro Histórico.
Si el nobilísimo, culto y probo Secretario de Turismo, don José Zorrilla de San Martín y Diego, ha derrochado dinero e inteligencia para demostrar técnica y jurídicamente la viabilidad del proyecto sin olvidarse, por supuesto, de su impacto económico para beneficio de pobres y ricos, ese es al final de cuentas su papel: pintar la cara bonita de un proyecto que seguramente le hace falta a Oaxaca pero que por las formas y procedimientos que se aplican tiene más olor a negocio sexenal.
Pero quien ahora le hizo segunda al gobierno de Oaxaca y salió a dar la cara por el proyecto no es ningún político ni funcionario gubernamental sino un preocupado artista nativo de San Juan Bautista Cuicatlán quien mediante una carta mal redactada acusó a Toledo de incitar a la violencia luego de reprocharle que se haya atrevido a grafitear estas cuatro palabras: “Gabino es un error”.
Escribe Andriacci: “…hay que analizar que (sic) de bueno nos puede traer la construcción de este centro de convenciones (nombre propio y se olvida de las mayúsculas), creo que en primer lugar generará fuentes de empleo…”
Y en otro párrafo la pedrada: “Toledo exhortó (sic) y exijo a que hagas un favor a Oaxaca no llames a la violencia repito hay que analizar las cosas positivas que puede traer y Oaxaca te lo agradecerá”.
Integrante de la Fundación para la Reserva de la Biósfera de Cuicatlán, Andriacci es sin duda un artista exitoso y con reconocimientos en el medio artístico y político de Oaxaca y el país: tal vez por esto último fue que resultó el único artista oaxaqueño a quien el Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca seleccionó para exhibir sus esculturas (“Zoología fantástica”) primero en el Centro Histórico y luego, ante la protesta de Toledo y la intervención del INAH, su magna y comercializada obra se trasladó a otros espacios públicos.
Hubo convocatoria, aclaró en su momento el presidente municipal, Javier Villacaña. Lo que se ignora es cuantos artistas concursaron y por qué el único agraciado fue Andriacci.
Para “combatir el ambulantaje” el Ayuntamiento le entregó las llaves de la Vieja Antequera y gracias a esta generosidad oficial ahora Andriacci ya es “concesionario” de la galería más grande de México y América Latina.
Por eso no extraña que ahora pague las atenciones recibidas por la clase política denigrando al maestro Francisco Toledo. Mata así dos pájaros de una pedrada: cobra venganza personal porque sus esculturas terminaron reinstaladas fuera del centro histórico por culpa del “violento” Toledo y queda bien con los gobiernos estatal y municipal que, según escribe, ninguna culpa tienen de todo lo malo que ocurre en Oaxaca porque “el cambio no depende de que un gobierno haga bien o mal las cosas”.
Hoy, la determinación del gobierno de Oaxaca para llevar a cabo su magna obra sigue en pie. Y Toledo, y PROAX y todas las organizaciones y ciudadanos que se oponen al proyecto también resisten e insisten en un diálogo público para que se demuestre quién está equivocado: si el gobierno, instituciones y grupos que van con todo por la construcción del CCO o esa “minoría ruidosa, provocadora y violenta” que se opone al progreso de Oaxaca.