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MÉXICO, DF., 9 de noviembre de 2014.- En el recuento de los daños de la pacífica marcha de solidaridad por los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, realizada la noche del sábado 8 de noviembre en la ciudad de México, que terminó con el intento, por parte de una treintena de embozados, de derrumbar la Puerta Mariana de Palacio Nacional -sede del Poder Ejecutivo Federal- y que fue quemada parcialmente, hubo por lo menos 15 detenidos, una decena de lesionados y pintas en varios edificios aledaños.
La mañana de este domingo Palacio Nacional amaneció con vigilancia policíaca, con varias de las vallas que normalmente la circundan todavía desparramadas por la acera y con personal de limpieza realizando labores. La parte inferior izquierda de la Puerta Mariana, que fue quemada, ya fue retirada.
La cronología de los hechos suscitados: hubo un primer intento por derrumbar la puerta de Palacio Nacional poco antes de las 22:00 horas.
Los rijosos derribaron y saltaron las vallas metálicas que rodeaban al recinto, y las usaron algunas de ellas para golpear la puerta principal, mientras los oficiales de guardia se retiraban discretamente.
Después, un hombre descamisado pintó en la puerta “Vivos los queremos”, mientras unos -los menos. celebraban y otros le pedían que se bajara. “Ni sirve de nada”, le reclamaban.
Después de eso continuaron los intentos por tirar la puerta de madera, lo que algunas voces criticaron con gritos de “camaradas, no es el momento”.
La Puerta Mariana está ubicada en la fachada de Palacio Nacional que da cara a la plancha del Zócalo y fue mandada a construir por el presidente Mariano Arista, en 1852, y recibe el nombre de Mariana en su honor.
Es por esta puerta donde entran los presidentes cuando van a dar el grito de Independencia o cuando van a presidir un desfile.
Sobre la puerta central está el balcón desde el cual, cada 15 de septiembre a las 11 de la noche, el presidente encabeza la ceremonia del Grito que rememora el inicio de la independencia por el cura Hidalgo, cuando en Dolores, Guanajuato, llamó a la rebelión tañendo la campana que hoy se encuentra sobre el balcón presidencial.
La noche de este sábado, otros hombres -algunos vestidos de rojo- hicieron pintas en las paredes externas del Palacio Nacional, donde se leía “Estado asesino”.
Unos más lanzaban latas de aerosol a la puerta, otros tiraban globos rellenos de pintura roja. Varios aventaron una valla, y personas que estaban más atrás seguían con sus gritos de “asesino, asesino”.
La tensión aumentaba.
Había gritos de quienes se oponían al violento intento de tirar la puerta aumentaron. No eran escuchados, y fue a las 22:20 cuando una mano desconocida arrojó una bomba molotov a la puerta y una llama se elevó.
Hubo gritos, desorden, carreras.
Algunos manifestantes se replegaron, la plancha del Zócalo, hasta ese momento casi llena, comenzó a vaciarse.
Después se escucharon más estallidos, se observaron más llamas acompañadas de humo, el griterío de “asesino, asesino”, no cesaba y de pronto, a las 22:50 quienes rodeaban la puerta se apartaron. Los violentos hicieron un boquete en la parte inferior derecha de la puerta.
Entonces alguien arrojó por el boquete algo que provocó fuego, el cual fue apagado desde el interior, gracias a un mecanismo antiincendios. Una voz femenina gritó “¡granaderos!” y se hizo la corredera para todos lados.
Quienes permanecían en la plancha del Zócalo la vaciaron en unos dos minutos. Algunos se dirigieron a Pino Suárez, otros enfilaron a la calle 20 de Noviembre, unos más corrieron a 16 de Septiembre o a Cinco de Mayo. Los que optaron por tomar Madero se llevaron a rastras algunas de las vallas, como si se tratara de un recuerdo.
En tanto, personal del Estado Mayor Presidencial protegió la Puerta Mariana, levantaron las vallas, las cuales al caer provocaron un sonido estruendoso.
Después comenzaría a surgir información sobre detenciones de personas, en restaurantes del centro, en las calles, e incluso en las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR) se vieron camionetas tipo panel con personas detenidos.
FUE UNA MARCHA PACÍFICA
La marcha por los 43 normalistas de Ayotzinapa secuestrados el 26 de septiembre y de la cual se responsabiliza al ex alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, inició a las 20:30 horas.
Tuvo un desarrollo pacífico a lo largo de su paso por Reforma, Avenida Juárez, 5 de mayo y su entrada al Zócalo, a las 21:36.
Participaron personas de todas las edades. Se veía a niños con cartulinas que parecían trabajos escolares, pero que en lugar de contener fórmulas o proyectos educativos, tenían escrito palabras como “Ayotzinapa” o “Justicia”.
Como en otras marchas, se hizo pase de lista numérico, o por nombres, algunos llevaban fotos, otros portaban mantas, unos más acudieron con veladoras. En la vanguardia no se vio a ningún policía cerca y los que llevaban cubiertas su cara no causaron desmanes.
Era una marcha sin incidentes, iniciada en la noche de un sábado frío, que no parecía pesar en el ánimo de nadie. La vanguardia fue encabezada por una camioneta pickup blanca, con un logo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que no dejó de arengar a los asistentes, y cuando entró al Zócalo se dirigió a unos pasos de la entrada del Palacio Nacional, mientras los asistentes se pusieron frente a las dos secciones de vallas metálicas que rodeaban la construcción. Desde la camioneta se continuó con sus arengas de “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” y el pase de lista del 1 al 43.
Pero el revuelo comenzó con los gritos de “Fuera Peña. Fuera Peña”. Fue cuando unos cinco jóvenes se saltaron las vallas. Otros comenzaron a moverlas. Otra consigna comenzó: “asesinos, asesinos” y más hombres y algunas mujeres también las brincaban. Otros sólo las movían para estar más cerca de la Puerta Mariana.
El siguiente sonido fue el metal de las vallas al caer, y fue cuando comenzó el intento de tumbar la puerta de la sede del Poder Ejecutivo.
Lo que ocurrió después ya forma parte de una historia que aún no concluye.