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Magistrada Mónica Soto preside Comisión de transición del Poder Judicial
Oaxaca, Oax. 21 de marzo del 2012 (Quadratín).- El diputado local Flavio Sosa Villavicencio demandó este miércoles al Gobierno Federal revocar las concesiones y permisos con los que opera la empresa minera Cuzcatlán en San José del Progreso, dado que su fueron otorgadas de manera ilegal.
En la tribuna de San Raymundo Jalpan, el legislador del Partido del Trabajo señaló que para otorgar la concesión no existió consulta alguna a las comunidades de San José del Progreso ni hubo consentimiento informado del pueblo indígena para el aprovechamiento minero.
Explicó que, por ello, la concesión fue otorgada de manera ilegal y en contravención de lo dispuesto por los artículos séptimo y decimoquinto del Convenio 160 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre pueblos indígenas y tribales.
Dado que se trata de un otorgamiento ilegal, el gobierno federal está obligado a revocarlo, señaló en la tribuna del Congreso del Estado, y advirtió que no hacerlo de inmediato solamente retrasará algo que, finalmente, sucederá por mandato de tribunales internacionales.
Detalló que el artículo séptimo del Convenio 169 establece el derecho de los pueblos indígenas para decidir sus propias prioridades en lo que atañe al desarrollo, en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera.
Además, dichos pueblos deberán participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente, expuso.
El mismo artículo prevé la obligación de los gobiernos de realizar estudios para evaluar la incidencia social, espiritual, cultural y sobre el medio ambiente que las actividades de desarrollo pueden tener sobre esos pueblos, y que los resultados sean considerados como criterios fundamentales para su ejecución.
También obliga a los gobiernos a tomar medidas, en cooperación con los pueblos originarios, para proteger y preservar el medio ambiente de los territorios que habitan.
El artículo decimoquinto, agregó, establece que los gobiernos deben tener procedimientos de consulta a los pueblos, a fin de determinar si los intereses comunitarios serían perjudicados, antes de emprender o autorizar cualquier programa de explotación de los recursos existentes en sus tierras.
Los pueblos interesados deberán participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de esas actividades, expuso el legislador que establece el Convenio.
Las ganancias mineras
Flavio Sosa señaló que la empresa Fortuna Silver Mines, propietaria de la mina de San José del Progreso, estima que ésta generará una ganancia neta de 7.84 dólares estadounidenses por cada onza de plata, lo que implicará cerca de treinta y seis millones de dólares de ganancia neta al año.
¡Más de 468 millones de pesos al año, ya limpios de costos! ¡Gran oportunidad de desarrollo! Pero, ¿para quién? ¿Para quiénes? ¿Para las familias marginadas de San José del Progreso? ¡Por supuesto que no!, expresó Flavio Sosa.
Citó datos de la empresa, según los cuales durante 2011 la mina produjo 490 mil 555 onzas de plata y cuatro mil 622 onzas de oro, y para este 2012 esperan 1.7 millones de onzas de plata y 15 mil onzas de oro; una vez terminada la ampliación, generará anualmente 3.2 millones de onzas de plata y 25 mil onzas de oro.
En tanto, agregó, hasta hoy la empresa minera sólo ha dejado a Oaxaca encono, muerte, desarticulación comunitaria y un medio ambiente devastado. Es todo lo que tendrán las y los habitantes indígenas de San José del Progreso una vez que haya terminado la vida útil de la mina, la empresa se haya llevado el oro y la plata, y busque nuevos yacimientos para explotar en cualquier parte del mundo, indicó Flavio Sosa.
Mencionó que la mina que opera en San José del Progreso requiere de 400 mil a 500 mil litros de agua diarios para poder separar los minerales, cuando esa zona se caracteriza por su escasez de agua.
La codicia de los conquistadores no murió con la Independencia, pues hoy, la depredación rapaz de nuestros recursos asesina a nuestros hermanos, arrasa con pueblos enteros, desarticula el tejido ancestral de nuestras comunidades, daña de manera irreparable la naturaleza y con ello pone en riesgo la viabilidad del planeta, el único lugar que legaremos a nuestros descendientes, dijo.