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Oaxaca, Oax. 14 de mayo 2012 (Quadratín).-Para el diputado local, Max Vargas Betanzos, es lamentable que el tema de los derechos humanos en Oaxaca se haya convertido en el mercado y modus vivendi de muchas organizaciones sociales, quienes al no verse favorecidas en su pretensión de encabezar la Defensoría en este tema, gritan, presionan y tratan de chantajear a los diversos poderes públicos del Estado.
En entrevista, el legislador por la Mixteca aseguró que la elección de los consejeros ciudadanos y del nuevo titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), se ajustó a los requisitos que señala la Constitución Local, la Ley reglamentaria y la propia convocatoria, mismos que en todo momento estuvieron a la vista de la sociedad oaxaqueña.
El también integrante de la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la LXI Legislatura estatal, afirmó que como en todo proceso democrático, existen ganadores y perdedores, sin embargo, resulta indignante ver y escuchar los chantajes de organizaciones por el sólo hecho de que la persona por ellas propuesta, no fue la nombrada titular de la DDHPO por el pleno del Congreso del Estado.
Resulta incongruente que esas mismas organizaciones se atrevan a descalificar este proceso de selección, cuando fueron dos o tres de las integrantes de las mismas, quienes decidieron a la persona que estaría al frente del Instituto de la Mujer Oaxaqueña, excluyendo a todas las demás organizaciones que trabajan y han trabajado la perspectiva de género en nuestro estado.
Vargas Betanzos señaló que resulta indignante que los recursos que estas organizaciones reciben de fundaciones e instancias internacionales como la Comunidad Europea y el Fondo Canadiense, entre otras, y el apoyo nacional como del Instituto Nacional de las Mujeres e Indesol, etc., e incluso locales como del IMO, no los apliquen para lo que realmente lo piden, más bien, los utilizan para sufragar los gastos que generan sus movilizaciones.
Pareciera que para estas organizaciones, el tema de los derechos humanos es patrimonio absoluto de ellas y nadie más, que vaya en contra de sus intereses, puede tener una opinión válida.
Se les olvida que la historia de nuestro estado, nada ha provocado mayores sufrimientos, conflictos y muertes, que esa creencia única de que ellos son dueños de la verdad. Pareciera ser, que el radicalismo que subyacen bajo la creencia de esa verdad, nos impiden ver y participar en la diversidad del mundo, y más aún, nos impide ser tolerantes ante la presencia y opinión del otros.
En tal sentido, dijo que para pasar de un proceso de alternancia a uno de transición democrática, se requiere un cambio de paradigma en la forma de ver, concebir y ejercer el poder por parte de la clase política en nuestro estado, que de paso a una nueva relación más armónica entre los gobernantes y los gobernados.
Para que esa transición se haga realidad, los diversos actores sociales deben replantearse esas añejas formas de presión y chantaje social al que fueron acostumbradas durante mucho tiempo, de lo contrario, lejos de favorecer dicha transición, la estarían entorpeciendo. La sociedad exige a cada quien actuar con responsabilidad.