Diana Luz Vásquez Ruiz / María Sabina, soy la mujer remolino

Diana Luz Vásquez Ruiz / Quadratín
Oaxaca, Oax. 2 de septiembre de septiembre de 2009 (Quadratín).- El lenguaje es magia, en él las palabras pierden su representación estricta para adquirir otra más profunda, como rodeada de un aura luminosa que debe elevar al lector de lo habitual y envolverlo en una atmósfera encantada.
En el libro “María Sabina, soy la mujer remolino” de Carla Zarebska, de la editorial Almadía, la poesía es una realidad espiritual que está más allá del arte, es el verbo creado y creador, la palabra recién nacida que se desarrolla en el alba primera del mundo. A decir de la editora “La intención es celebrar a María Sabina como poeta, no como chamana como estamos acostumbrados a mencionarla”.
María Sabina nació en Huautla de Jiménez el 22 de julio de 1894 y murió el 22 de noviembre de 1985. Indígena mazateca, pura, María Sabina dominó la medicina tradicional, la botánica y las artes de la curación por el bálsamo del canto y del lenguaje.
Este libro, es un homenaje a la sacerdotisa y custodia de los hongos prodigiosos pero al mismo tiempo es reconocerla como poeta.
Por su parte, los diseñadores catalanes a cargo de la obra, Salvador Saura y Ramón Torrente, mencionaron que se trata del primer libro de una colección de textos poéticos con imágenes elaboradas especialmente para la edición, para lo cual buscaron el tipo de tipografía adecuada, de material que reflejara lo tradicional así como fotografías inéditas que pertenecen al cineasta Nicolás Echevarría, José Ángel Rodríguez y de Nacho López. De la misma forma contiene ilustraciones de otra indígena excepcional: la chamula María Tzu, lo que sin duda permitió hacer un trabajo más profundo y extenso.
El libro fue escrito en español e inglés y en él se entretejen poemas de María Sabina que describen su legado y aspectos históricos de la vida de la indígena mazateca. Se pretende que se difunda no sólo en México y España sino en otras partes del mundo. Como semilla fértil en agraz, como levadura bien fundida en harina, los cantos y letanías de María Sabina se han abierto camino de flores en la edición de “María Sabina, soy la mujer remolino”.