¿A quién corresponde defender?
MÉXICO, DF. 23 de mayo de 2014 (Quadratín).-En el triunfo de Gustavo Madero en la elección interna por la presidencia del PAN, destacan los siguientes factores: las fortalezas políticas de Madero sobre las de Cordero; la importancia de las estructuras territoriales para movilizar el voto; el cobro de facturas al ex presidente Calderón; la baja rentabilidad de las campañas sucias como eje central en una contienda.
Los desafíos para el reelecto dirigente en los próximos 15 meses tienen que ver con asegurar la gobernabilidad interna; minimizar los riesgos de fractura en el PAN; jugar un papel decisivo en las reformas a las leyes secundarias pendientes y prepararse para las elecciones del 2015, cuando se renovará la Cámara de Diputados y nueve gubernaturas, además de la dirigencia misma de Acción Nacional.
Madero y su equipo tendrán un papel relevante en el proceso de discusión y aprobación de las reformas pendientes. En primer lugar, porque ofrecen al PRI y al gobierno federal una interlocución política unificada y confiable; en segundo, porque ratifican la voluntad de diálogo para la construcción de acuerdos necesarios para avanzar en la agenda legislativa. No fue ocioso su discurso la noche del triunfo electoral, donde destacó sus prioridades: unidad y leyes secundarias.
Una vez superada la reforma político-electoral, quedan para periodos extraordinarios en el Congreso la de telecomunicaciones y la energética, mismas que serán discutidas y, espero, aprobadas durante junio y julio. Después, casi todo será electoral.
En materias de telecomunicaciones ya se cuenta con un dictamen en el Senado. El reto a superar tiene que ver con la capacidad y responsabilidad de los legisladores para traducir en leyes secundarias el espíritu y alcance de las reformas constitucionales para regular el derecho de información y a la protección de datos personales, garantizando la inviolabilidad de la libertad de expresión para la difusión de opiniones e información; dotar de instrumentos al IFT para el ejercicio cabal de su facultad para otorgar y revocar concesiones en materia de radio y telecomunicaciones, así como evitar prácticas desleales o monopólicas. El objetivo último es garantizar a la población el acceso a la sociedad de la información en condiciones de competencia, calidad, pluralidad, cobertura universal, interconexión, convergencia y acceso libre.
En cuanto a la apertura del sector energético, la joya de la corona, resultará vital puntualizar el régimen de concesiones que confieren derechos a particulares para participar en la exploración y extracción de hidrocarburos. De igual forma, precisar los esquemas de regulación para la inversión privada en la cadena de valor después de la extracción. La apertura del mercado de energía eléctrica y la ampliación del modelo, incorporando la renovable a gran escala, sin perder la rectoría del estado, son las grandes reformas estructurales que abren un amplio espectro de oportunidades para la inversión, el crecimiento y el empleo en el país.
Además del cuidadoso tejido que requiere la construcción de acuerdos al interior del Congreso, el gobierno, los partidos políticos y los grupos parlamentarios que apuestan por las reformas estructurales tendrán que echar mano de las fortalezas, capacidades políticas y facultades legales para no titubear ante las crecientes presiones que, por un lado, ejercen oligopolios de la televisión y la radio, buscando modificar contenidos para conservar privilegios; y, por otro, partidos y movimientos sociales que se oponen radicalmente al cambio de modelo energético amparados en visiones de un rancio y superado “nacionalismo revolucionario”.
Finalmente, serán los acuerdos y votos en el congreso los que terminen de definir las estratégicas reformas para el desarrollo del país.