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OAXACA, Oax. 12 de agosto de 2015.- Con el paso del tiempo, la artista tuxtepecana Doris Arellano se ha abierto paso en el mundo de la plástica.
En el 2013, sin saberlo, su obra sería la imagen oficial de la Guelaguetza con la que iniciaría en forma su camino como artista.
En su taller que se ubica en uno de los hermosos barrios de Oaxaca, Jalatlaco, Doris nos narra que desde pequeña le gustaba pintar.
“En la primaria dibujaba y hace poco una amiga de la infancia, me recordó los dibujos que hacía en esa época y quede sorprendida”.
Agradable en su tono de voz y siempre sonriente nos comenta que se siente orgullosa de haber crecido en una tierra – Tuxtepec- donde hay tanto color, agua, vegetación tanta naturaleza, trajes, fauna, “un edén”, como ella lo llama.
Todos esos elementos que Doris encuentra en su natal región de la Cuenca, los plasma en cada una de sus obras.
Inició profesionalmente a pintar en el año 2001, donde dejó de lado las reproducciones de imágenes para crear su propio estilo.
“En el 2001, plasmo mi obra y comienzo a desarrollarme como artista y en el 2003, todo cambia cuando una persona toma una fotografía de mi obra y la lleva a la Secretaria de Turismo sin mi autorización y sin que yo supiera. De repente recibí un correo de esa secretaria donde me avisaban que les gusto mi obra y si daba la autorización para que sea la imagen oficial de la Guelaguetza, para mí fue una sorpresa, pero ahora le agradezco, porque de ahí vinieron muchas satisfacciones y nuevos proyectos”, relata la artista.
Para Doris Arellano su camino por la plástica ha sido de satisfacciones y dice que el solo hecho de pintar y de poder vivir de lo que le gusta hacer es la mayor bendición que ha recibido.
Con exposiciones en la capital del país, en su natal Tuxtepec, en Oaxaca capital, en San Diego, en los Ángeles California, entre otras partes, se ha dado a conocer y ha crecido como artista. “A través del arte he conocido mucha gente buena”, afirma.
Su línea de ropa
Para una mujer inquieta como Doris Arellano, siempre hay algo nuevo que hacer. Desde hace dos años inició con la gráfica y eso la llevó a plasmar sus obras en chalinas, hizo pruebas de color en telas hasta que obtuvo el resultado deseado. “En mi obra tengo mucho movimiento y buscaba telas que mantuvieran esa naturaleza de mi obra”, explica.
Hace un año, creó su propia marca y su obra ya se puede admirar en blusas, pantalones y vestidos que han sido muy aceptadas en las mujeres no solo oaxaqueñas. De cada obra dice, hace 10 piezas y si se terminan ya no vuelve a repetir.
Y con los abanicos pasa igual. Doris explica que su manufactura es más artesanal, pues deben ser pintados a mano y muchos son réplicas exactas de los originales, por lo cual es un trabajo laborioso, pero de gran calidad.
Sin duda, la pintora oaxaqueña día a día se fortalece como artista sin descuidar su faceta de mamá, pues su hija es pilar fundamental para estos proyectos.
El amor por su tierra
Doris Arellano se llena de orgullo hablar de su origen y dice que los artistas son muy agradecidos con la tierra que los vio nacer.
“Yo quiero hacer mucho por mi tierra Tuxtepec para agradecerle un poco de lo mucho que me ha dado”, expresa.
Añade que hombres y mujeres luchan para poder abrirse puertas no solo en la plástica y asegura que ha tenido momentos difíciles, pero también ha tenido la fortaleza y el impulso para salir adelante y convertirse en lo que ahora es, una artista completa.