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Narcoterrorismo, Boinas Verdes, cárteles cuasigubernamentales
Acción: naturaleza de gobierno
OAXACA, Oax. 1 de febrero de 2015.- Ante la indagación de la naturaleza del gobierno, no se debe admitir más causas que las que sean verdaderas y suficientes para explicar la evidencia empírica, su conceptualización que se ha ido construyendo a través de los años, el conocimiento de sus leyes, probadas en diversas circunstancias, así como de su institucionalización a través de los siglos.
Por esa razón es acertado el razonamiento que hace Wolin cuando sostiene que: Cuando los conceptos “se vuelven más o menos estables en su significado, sirven como indicadores que nos señalan que debemos buscar ciertas cosas o tener en cuenta ciertas cuestiones cuando tratamos de comprender una situación política o formular un juicio sobre ella. De esa manera, los conceptos y categorías que constituyen nuestra interpretación política nos ayudan a establecer conexiones entre los fenómenos políticos; imponen cierto orden a lo que de otro modo parecería un caos irremediable de actividades; son los mediadores entre nosotros y el mundo político que tratamos de volver inteligible; crean un área de conciencia decidida y, por tanto, ayudan a separar los fenómenos pertinentes de los improcedentes”(Wolin, Sheldon. Política y perspectiva. Edit. FCE. México. 2012, p. 27).
Sin exagerar, la falta de una debida conceptualización del gobierno y de los demás fenómenos que se manifiestan en su entorno, simplemente hay un caos que nos impide hacer inteligible y comprensible estos fenómenos políticos; al no haber tal inteligibilidad y comprensibilidad, tampoco habrá entendimiento entre los sujetos . El papel de mediación que desempeña el concepto no será eficaz.
En la historia del concepto de gobierno, observamos una historia más o menos coherente, en el entendido de que nada es en vano en el proceso de la historia humana, así, se entiende a plenitud la verdad: que el hombre puede cambiar todo aquello en que es el propio creador y lo hará de acuerdo a las circunstancias, a la lógica del pensamiento o de acuerdo a sus propias contradicciones.
Entendemos, por ejemplo, que el gobierno, en su contenido, hay mucho de voluntad, de acción, de decisión, sin embargo, la racionalidad debe ser una compañera constante y de ninguna manera una compañera incómoda. La mente es de indispensable presencia antes de que intervenga la voluntad y comience a tomar decisiones.
En acciones de gobierno, de manera alguna se debe actuar ciegamente, se debe de buscar la relación causa y efecto, debemos de buscar las leyes del comportamiento y así simplificar las decisiones. La ignorancia de las cosas, hace de los gobernantes, esclavos de las circunstancias. La fortuna es un requerimiento necesario de los malos gobernantes.
Regularmente es sabido que las mismas causas, tienen los mismos efectos, sin embargo, sólo la acción humana, la acción política, la acción de gobierno, puede cambiar esta lógica, por esta razón, el gobierno no es para improvisados, incompetentes, impreparados y faltos de carácter.
A diferencia de los fenómenos naturales que responden a leyes que son universales, las leyes que responden a la actuación y existencia de los gobiernos son de particularidad, en tiempos, espacios y circunstancias. Sin embargo, a través de los tiempos se han establecido, fundamentos, principios y valores que bien sirven a los buenos gobiernos y su no aplicación son la ruina de los malos.
Asimismo, la experiencia histórica de la actuación de los gobiernos, nos conduce también, no sólo al establecimiento de los fundamentos, principios y valores, sino en la experimentación que se vuelven prácticas y experiencias, incluso leyes, que nos invitan a su repetición por ser acciones probadas.
Ignorar las evidencias de las diversas prácticas de gobierno no es una buena conseja, por el contrario, seguir a sueños y ficciones, es una manera muy fácil de no estar parado en tierra firme y fértil. León Trotsky señalaba que por no haber detenido a tiempo a Stalin, dio pie a la posibilidad de la segunda guerra mundial y a la imposibilidad del sueño socialista. Los sueños dependen, casi siempre de pequeñas circunstancias.
En cuestiones de gobierno, la búsqueda de la confirmación de la verdad puede parecernos útil, nos hace adquirir cierta confianza por este conocimiento, sin embargo, la historia de los gobiernos ha estado más alejada de esta necesidad, ha sido más provechosa la falsación de los hechos que su verificación, aquí encontramos un camino de praxis de los buenos gobernantes.
No nos debe extrañar, sin embargo, que el intelecto del hombre, por si sólo, crea sus propias complicaciones, cuando no se ciñe a métodos, a juicios certeros que sólo la investigación sólida puede ofrecer. El conocimiento del gobierno, le es menester someterse a métodos y técnicas de investigación para evitar la ignorancia, que tanto mal produce, más que tener certezas de prácticas gubernamentales.
Nada se corrige por sí mismo en cuestiones de gobierno, la acción del hombre en la política, que necesariamente engloba al fenómeno de gobierno, tiene que ser necesaria e indispensable. Qué desgracia para aquellos gobernantes que se sientan en los balcones de los palacios para observar las carretas y los conductores de la historia. La contemplación es para poetas y literatos pero no para gobernantes.
Estos gobernantes suelen aplaudir y admirar los falsos poderes de la mente y desechar los verdaderos, por falta de acción y más ocupados en la contemplación, ni siquiera Nerón tocaba su instrumento musical en condición ajena de la quema de Roma, la acción define al gobernante, es casi ley universal. Incluso cuando escribe sobre sus experiencias y vida. “Para mí, los mejores y más valiosos productos de la civilización han sido siempre—y lo siguen siendo—un libro bien escrito, en cuyas páginas haya algún pensamiento nuevo, y una pluma aguda con la que comunicar a los demás las ideas”(Trotsky, León. Mi vida. Edit. Debate. México, 2004, p. 13). Sin embargo, para Trotsky, valía más la acción revolucionaria que el placer de escribir.
Se puede sostener, de manera general, que el hombre es un ser que actúa, la acción es el fenómeno más familiar del hombre. Si esto es así, no se puede comprender el por qué un gobernante, no se le comprenda, como un ser, que necesariamente se le defina en su actuación. En la naturaleza de su acción está en la definición de sus fines, Es la acción la que le otorga vida a los fines y no al revés, como se cree normalmente. Un gobernante que no actúa, es un gobernante sin fines.
Es de vital importancia saber que por la acción humana nacen las comunidades, de la inacción no puede nacer casi nada. El determinismo, mal de muchos gobernantes, busca nulificar la acción. El determinista está sujeto a las fatalidades de los hechos. El determinista es casi un sacerdote que espera la voluntad divina para sujetarse a ella, así, muchos gobernantes, esperan que los hechos se resuelvan en su propia lógica, rogando a la buena fortuna para que le resuelva los problemas, sin desconocer, que la acción es la ley natural de los gobiernos.