¿A quién corresponde defender?
El gobierno de coalición II
OAXACA, Oax. 11 de octubre de 2015.- No cabe la menor duda, gran parte del éxito de un gobierno de coalición depende del grado de institucionalización de los partidos políticos que lo conforman.
Una débil institucionalidad, entendida esta como falta de apego a las normas jurídicas, a los principios ideológicos, su falta de profesionalidad, sus relaciones internas son determinadas con bases personales, sus relaciones externas se basan en la búsqueda de posiciones personales de poder. El producto de la coalición con esta clase de partidos es la de un gobierno corrupto, ineficaz, autoritario, desordenado y sobre todo, un gobierno que tiene por naturaleza el reparto de los bienes públicos entre las camarillas partidarias.
Esto es precisamente lo que pasó en Oaxaca. Los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y Movimiento Ciudadano, que se coaligaron en torno a la candidatura de Gabino Cué Monteagudo en el año 2010.
El PAN, un partido de antaño de honorables oaxaqueños, de gente de bien, al acceder al poder público, los panistas de cepa, fueron excluidos por los arribistas buscadores de poder. Debo decir que dentro de los que accedieron al poder, hay personas que le hacen honor a los principios de doctrina de este partido. Sin embargo, la gran mayoría de los que acompañan al gobernador Cué Monteagudo en los distintos niveles de gobierno ignoran los grandes principios de doctrina de este partido.
En el PAN, al predominar los buscadores del poder para satisfacer intereses personales, no les importó detener el deterioro paulatino del gobierno de la Alianza. Los pocos panistas consientes, que entendieron que le habían entregado al gobierno aliancista su historia, su identidad, sus valores y principios, poco pudieron hacer y han guardado un prudente silencio, salvo el caso del señor Javier Corral que fue puntal para la elección del candidato de la Alianza, expresó el juicio más reprobatorio del gobierno de Cué Monteagudo ante la aprobación de los panistas de buen cuño. Los beneficiarios del gobierno aliancista callaron ante la contundencia de las palabras de Corral.
En realidad, si alguna causa podemos mostrar de esta realidad del PAN oaxaqueño, se debe a su debilidad institucional. Si anteriormente los panistas eran respetuosos de sus normas, durante el gobierno aliancista se fue deteriorando apareciendo sendos grupos que poco respeto mostraban a sus propias normas.
Si los panistas quieren ser una opción legítima para los oaxaqueños, deberán, a mi gusto, luchar por su institucionalización y hacer efectivas sus principios doctrinarios. Si optan por una nueva alianza electoral deberán poner sus principios y valores por delante, que durante el gobierno de coalición ha estado ausente.
Bajo el predominio de los buscadores del poder sin principios y valores, el PAN, ¿tendrá un buen futuro en Oaxaca? Definitivamente pensamos que no, las capas medias optarán por otras opciones o se abstendrán en las elecciones, las capas altas de la sociedad estarán siempre con los detentadores del poder sin importar ideología alguna. Los trabajadores del campo y la ciudad no ven en los panistas opción alguna, salvo el surgimiento de un líder carismático que no se ve en el horizonte cercano.
Es justo reconocer que los diputados de Acción Nacional, de la LXII legislatura, han tenido una posición de avanzada en materia de los derechos de los pueblos indígenas, incluso, ocupan la presidencia de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados a cargo del hermano mixe Alejandro Martínez.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que a nivel nacional fue una escisión del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en Oaxaca tiene una larga lucha a favor de las causas populares, muy lejos de integrarse por expriístas, salvo a escasas excepciones. Al surgir del movimiento social, su nivel de institucionalización es muy débil. Por lo mismo, su actuación en la lucha política está determinada por las circunstancias, por las contingencias, por el sector que lo encabeza, que la voz popular ha definido acertadamente como tribus.
La hegemonía de uno de las tribus orienta la política de este partido y le da un determinado sentido. Por ello, es difícil establecer una sola línea de acción de este partido. Como integrante de la coalición gubernamental ha demostrado incapacidad para ser la fuerza hegemónica de la conducción de la política económica, social y el ejercicio de la administración pública, es decir, en cuanto partido. Por el contrario, las tribus al ocupar espacios de poder, lo usufructúan en beneficios personales o en beneficios para su organización.
Ante la evidencia del fracaso de la transición, la dirigencia del partido, usufructuario del reparto de los bienes públicos y de los espacios de poder, olvidó los valores y los principios que han conducido la lucha del partido por las causas populares, ante la evidencia de los hechos, rehúye de la crítica, por el contrario, legitima las acciones impopulares del gobierno de coalición.
En el PRD oaxaqueño se expresa, en su forma más grosera, la política arribista, oportunista, sin rubor alguno, ser además cómplices de las políticas ineficaces de la acción pública, de la corrupción y del fracaso de la transición hacia la democracia, incluso, como el avestruz, con la cabeza enterrada llama a los oaxaqueños a formar una nueva coalición para: ¡Profundizar la coalición! La ceguera o el cinismo de la dirigencia perredista no tiene límite, por decencia de hombres que se dicen de izquierda, cabría un poco de autocrítica, es saludable.
Cabe reconocer que dentro de las diversas tribus del partido, existen personajes que se han distanciado del gobierno de la coalición al observar su desviación hacia lugares que ellos no comparten y no quieren ser cómplices de la derrota de la transición democrática en Oaxaca.
En este contexto, el PRD tiene un futuro oscuro en Oaxaca, puede ser sustituido por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) como opción para las clases populares, sobre todo, para los indígenas y negros que son los grandes excluidos por el gobierno de la Alianza, salvo los grandes esfuerzos que realiza, sin presupuesto incluso, la Secretaría de Asuntos Indígenas, a cargo del abogado mixe, Adelfo Regino, que aclaramos, no es militante del PRD.
La falta de institucionalización de este partido, a nivel nacional, era sustituido por un liderazgo excepcional, primero a cargo de Cuauhtémoc Cárdenas y después por Andrés Manuel López Obrador, en el caso oaxaqueño, el liderazgo nacional era acompañado de un movimiento muy cohesionado como lo fue la Coalición Obrera Estudiantil del Istmo. Hoy en día, no se vislumbra liderazgo alguno a nivel nacional, mucho menos a nivel local que pueda jugar un papel preponderante en el gobierno de coalición, mucho menos una organización hegemónica que la hagan posible.
Con estas ideas que buscan demostrar la débil institucionalización de los dos principales partidos coaligados en Oaxaca, por ende, su gobierno estará destinado al fracaso por esta razón, o por lo menos decir que es más proclive al fracaso, podemos concluir, que es una de las causas que explica la ineficacia de la coalición gubernamental del 2010 al 2016 en tierras oaxaqueñas.