“…que le están degollando a su paloma”
Gobierno de Coalición VI
OAXACA, Oax. 8 de noviembre de 2015.- La verdadera naturaleza de los gobiernos de coalición, en el contexto de un régimen no parlamentario, es en resumidas cuentas, una transacción política y no una transición democrática. La transacción política es simplemente un trato, un convenio, un negocio.
En el caso del gobierno de coalición de Oaxaca, esta transacción política tiene un perfil más de un negocio que de un convenio formal para gobernar el Estado. Es un negocio en la medida en que los únicos que ganan son los coaligados y no el pueblo.
Esto nace a partir de la idea de que el largo dominio del Partido Revolucionario Institucional en tierras oaxaqueñas había sido un usufructo en beneficio de unos cuantos, al cual había que darle fin. En primera, la idea inicial de la coalición electoral desde 2004 y después el 2010, fue la de lograr una alternancia, “sacar al PRI de palacio”.
Cuando mucho fue y es cambiar “el rumbo para Oaxaca”, así lo manifestaba Gabino Cué después de los resultados electorales del 2004: “A lo largo de la campaña manifesté que no podíamos darnos el lujo de esperar seis años más, porque Oaxaca ya no lo resiste.
El alejamiento cada vez mayor de la entidad de los indicadores de bienestar a nivel nacional, el proceso de descomposición del tejido social, que se expresa en la creciente corrupción, en inseguridad e impunidad, en la desconfianza popular, en el cinismo que se promueve desde la esfera pública en un intento por legitimar su propia desvergüenza con la inmoralidad generalizada, señalan de manera dramática la urgencia de un cambio de rumbo para Oaxaca” (Cué, Gabino. Oaxaca…Transición Democrática o Regresión Autoritaria. Sin Edit. Sin Fecha. Si bien el propio candidato manifestó que ese rumbo fue la creación de la sociedad democrática.
En realidad, la coalición oaxaqueña fue lo que los politólogos llaman “un cordón sanitario”, es decir, es cuando grupos buscadores de poder, de distinta ideología, se unen para impedir que un tercero gane la elección. Esto es el fondo de la coalición oaxaqueña, impedir que el PRI ganara las elecciones, en lugar de proponer una alternativa de régimen político e institucionalizar ese nuevo régimen. En lugar de alternativa, sólo se obtuvo una alternancia.
Para los optimistas, por sí sola la alternancia es benéfica para la vida política de Oaxaca, talvez concordemos con esta tesis, pues nos dimos cuenta que puede haber regímenes peores que el sustituido. Para los oaxaqueños la verdad de los hechos es que se democratizó la incompetencia, la corrupción, la impunidad. Se logró un régimen más plural, compuesto de más actores, caras de los más diversos partidos y grupos políticos gozan de los deleites del poder, ya no son solos los priístas, es decir los malos priístas, sino un nuevo estamento de políticos muy alejados del pueblo y de sus necesidades. La pluralidad política, sin un contenido ético, sin un proyecto de futuro para el pueblo.
Los favores partidarios y de grupo son la norma del nuevo régimen político de Oaxaca, por eso, no nos es lejana la afirmación de Frans de Waal cuando afirma: “Los chimpancés tienen jerarquías que se basan en coaliciones. El dominante no es el individuo más fuerte sino el que logra más apoyo, a base de dar algo a cambio a sus partidarios. Son puras transacciones políticas”(Frans de Waal. Primatólogo. El País, 6 de junio del 2006).
Sin el reparto de posiciones y de los recursos públicos entre los coaligados, se estaría atentando en contra de la naturaleza de la transacción política. En resumen, toda transacción política, en estos términos, es una traición a los ciudadanos, por ende, es negativa para la democracia.
La pluralidad política nacida de este tipo de transacción política, se manifiesta, se expresa en las peores expresiones de la lucha por el poder político como: La polarización entre los intereses de las facciones, grupos y personajes; el maniqueísmo en la interpretación de la realidad de Oaxaca, en donde los buenos son los miembros de la coalición y los malos todos los miembros del antiguo régimen; el recelo respecto a todo lo hecho por los antiguos gobiernos al grado de desaparecer programas que demostraron su eficacia; la arrogancia política de los nuevos dueños del poder es incuestionable, humildad y la sencillez no caben en sus comportamientos, después de ellos el caos, según su lectura de la realidad de Oaxaca.
Un fenómeno no exento del gobierno de la coalición es el aumento del poder de los partidos minoritarios, adquirieron un nuevo estatus: son fundamentales en la construcción de mayorías, en la formulación de acuerdos para la gobernabilidad, se convirtieron en partidos bisagra: Unidad Popular, Partido Verde Ecologista de México, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo, Partido Nueva Alianza, Partido Encuentro Social, Partido Socialdemócrata son la expresión de la importancia de ser suficientemente indispensables para el nuevo estamento político.
Por el tipo de pluralidad surgido del gobierno de coalición, el grupo gobernante tendría que echar mano de las virtudes políticas tales como: de la tolerancia, incluso ante manifestaciones de su componente más radical, tal como la Sección XX del Sindicato de los maestros, de aquí que ante el imperativo de actuar con fuerza con este grupo fuese calificado el gobernador de traidor; la solidaridad, para con los grupos más desprotegidos, en este renglón no se puede olvidar que el gobierno federal ha sido solidario con esta población oaxaqueña a través de diversos programas sociales, como el Programa Sin Hambre, leche Liconsa, por mencionar algunos y complementados por programas estatales como las Cocinas Comunitarias.
La necesidad del consenso también es un valor político importante en los gobiernos de coalición. En este renglón ha sido muy problemático su instrumentación en el Estado oaxaqueño, por la gran diversidad de los partidos y grupos sociales; ganar la calle ha sido la expresión de la ausencia del consenso o en la construcción de acuerdos. Ha sido en este régimen en donde se han manifestado en mayor número los reclamos de atención de las diversas expresiones de la sociedad.
La integración de un gobierno homogéneo es un requerimiento del gobierno de coalición, sin embargo, para el caso de Oaxaca ha sido más que imposible, algunos le atribuyen falta de pericia del gobernador, otros a intereses muy específicos de personas influyentes en la toma de decisiones gubernamentales, lo que es cierto es que la falta de homogeneidad del grupo gobernante salta a la vista en detrimento del gobierno de coalición.
Es indiscutible que el valor de la confianza en el gobierno de coalición de Oaxaca se ha ido diluyendo a través de los años del sexenio. Al inicio, no cabe la menor duda, la gran mayoría de los ciudadanos oaxaqueños confiaron en este gobierno, es lamentable para estos mismos ciudadanos que tal confianza se ha desvanecido.
Compartir un gobierno no es fácil ante la diversidad ideológica, se corre el peligro de refugiarse en las prácticas del antiguo régimen, esto es lo que sucedió con el gobierno de coalición de Oaxaca, para desgracia de los propios oaxaqueños.