Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Indicador Político
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de febrero de 2016.- Para enriquecer el debate sobre la presencia de la bandera del Vaticano y al papa Francisco en Palacio Nacional y el despacho presidencial, la argumentación debe tener un punto de partida: el Estado Vaticano no existe jurídicamente. Por tanto, en el espacio político de Juárez estuvo el jefe de la iglesia católica que representa Dios en la tierra.
El Estado es una figura política que se creó con la fundación de la ciencia política con Maquiavelo, y luego el derecho la asumió como el espacio de funcionamiento de una sociedad. Al carecer de estructura estatal, de gobierno y de funciones geopolíticas, entonces el Vaticano es más bien un ente espiritual, no un Estado-nación.
Un Estado tiene territorio soberano y sus relaciones con otros Estados deben de pasar por las diferentes formas de la diplomacia. El papa como jefe del Estado Vaticano rebasa sus funciones al fijar su espacio de acción en ámbitos supranacionales –la fe– por encima de la autoridad y soberanía de otros Estados; un ejemplo concreto: los sacerdotes mexicanos reconocen la autoridad del Estado pero le deben lealtad a un príncipe extranjero, jefe de otro Estado.
En su funcionamiento internacional, el Estado Vaticano no existe como tal porque no forma parte de la Organización de las Naciones Unidas, ni tiene autonomía financiera propia, su población real es de menos de mil personas, carece de autonomía para su funcionamiento, depende de las limosnas que exige a sacerdotes de otros países, no tiene reglas para la elección democrática de sus gobernantes, carece de un sistema de representatividad política y opera como una monarquía absolutista teocrática.
En los hechos, el Estado Vaticano se parece más al Estado islámico que a un Estado-nación con derechos y responsabilidades nacionales e internacionales: es decir, son instituciones teocráticas que operan en el espacio ingobernable de la fe; el Estado islámico es terrorista y utiliza la violencia para fijar su espacio espiritual de acción; el Estado Vaticano se basa en el miedo al infierno y a otros espacios no terrenales de castigo. Pero los dos tienen el mismo objetivo: la dominación a través de la fe en una creencia religiosa.
Pero en términos jurídicos, el Estado Vaticano y el Estado Islámico son, en conceptos de Norberto Bobbio, no-Estados, es decir, en espacios estatales de funcionamiento fuera y a veces contra de la gestión de los Estados institucionales.
Los no-Estados operan como poderes fácticos fuera del cumplimiento de las regulaciones de los poderes –la inquisición, por ejemplo, o las cruzadas– o como grupos de presión al margen de las instituciones.
A partir del argumento de la inexistencia jurídica del Estado Vaticano, entonces la presencia del papa Francisco en Palacio Nacional no fue política ni de Estado sino de dominación espiritual. Ahí es donde se mueve el concepto del Estado laico, no sólo evitando que el Estado tenga una filiación religiosa –es decir: espiritual– sino también impidiendo que la religión invada el sistema de toma de decisiones políticas y de poder del poder civil.
Las teocracias representan un sistema de dominación espiritual supranacional a partir de la dialéctica cielo-infierno, justamente lo que Benito Juárez impidió con el Estado laico y lo que los evangelios dicen al señalar que al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
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Política para dummies: La política es el arte de convencer a los demás de que los representará en el poder, pero al final sólo se representará a sí mismo.
Sólo para sus ojos:
• Papa vengativo: hay indicios de que luego de abandonar México, el papa Francisco cesará al cardenal Norberto Rivera Carrera como arzobispo primado, pero que quede claro que no es por mejorar sino por venganza porque Rivera no votó por Francisco en el cónclave de elección. Hay veces en que la curia romana parece priísta.
• Para evitar que le digan al papa Francisco la realidad mexicana, el gobierno federal asignó a coadjutores del prelado que no lo dejan solo. Lo malo es que el papa ha aceptado esa vigilancia.
• En los discursos contra los ricos y privilegiados, las zonas de ceremonias del papa tuvieron áreas VIP con servicios de meseros y rica comida, mientras los pobres tuvieron que aguantar horas.
• Michoacán enfrenta una crisis de estructuras religiosas porque algunos cárteles del crimen organizado tienen justificaciones de los tiempos de las cruzadas, los templarios y la adoración a Dios.
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