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Oaxaca, Oax., 06 de enero de 2012 (Quadratín).- Para el artista plástico Francisco Toledo el arte no tiene por qué estar sólo en las galerías o los museos, también puede estar en los pisos o en los mosaicos de un baño, o de cualquier otro espacio donde transcurre la vida diaria de cualquier ser humano.
Toledo aporta su don creativo y artesanos oaxaqueños dedicados a la elaboración del tradicional mosaico hidráulico agregan su experiencia y dedicación; el resultado: una serie de novedosos diseños de pisos que en pocos años han atraído el interés de nacionales y extranjeros.
Javier García García, dedicado a este oficio desde los 14 años, impulsado por su padre, Cecilio García López, explica cómo se fue dando lo que él llama la ayuda mutua entre artistas y artesanos, para levantar una actividad destinada a la quiebra tras la incursión de la loseta industrial que absorbió prácticamente todo el mercado al que anteriormente surtían unos 15 talleres de mosaico artesanal en Oaxaca:
Hace cinco años el maestro Francisco Toledo se acercó a nuestro taller para solicitarnos algunos mosaicos con sus diseños. Después trajo a otros artistas como Jan Hendrix, José Castro leñero, Ricardo Pinto, James Brown, Guillermo Olguín, Trine Ellitsgaard y el Doctor Lakra. Así surgieron otra clase de mosaicos que se han utilizado para los pisos de la Biblioteca del IAGO, y hace poco también para los baños del Centro Cultural San Pablo.
Toledo acude personalmente al taller de don Javier García a detallar y supervisar los acabados de sus diseños que a la fecha ya suman más de diez. Su sello creativo es evidente: alacranes, murciélagos, changos y uno por demás novedoso, de petate, cuyas formas se multiplican en un mosaico que reproduce fielmente el color, formas y textura de la palma, incluido en un reciente catálogo del Museo de Artes Popular.
En el nuevo auge del mosaico tradicional con diseños artísticos, aplicó, al igual que en otras artesanías como el barro negro y los textiles, la necesidad de innovar el oficio para que la modernidad no los extinguiera. La artesanía dejó se der utilitaria, dio un paso adelante para acercarse al arte, y se salvó.
En el caso del mosaico hidráulico, sus fabricantes no lo hicieron solos, contaron con el respaldo de los artistas plásticos, en particular de Francisco Toledo, quien incitó a don Javier García y sus colaboradores del taller Arte y Decoración de Oaxaca, a innovar los diseños y recobrar un mercado que consideraba que el mosaico era algo anticuado.
Ciertamente, el mosaico nace en Italia en el siglo XIX y llegó a México por 1930. Se usaba mucho en las iglesias por su gran resistencia y duración de hasta cien años, pero por 1990 entró muy fuerte la loseta industrial, una competencia desleal que trajo consigo la quiebra de 14 talleres de mosaico que había en Oaxaca. Sólo sobrevivió nuestro taller porque empezamos a trabajar otros materiales como mármol y resinas. Hace cinco años el maestro Toledo nos incitó a cambiar los diseños y así pudimos salir adelante. Yo creo que en Oaxaca para salir adelante tiene que ser a través de la ayuda mutua, como la que nos brinda el maestro Toledo.
Actualmente, el taller Arte y Decoración de don Javier García García, recibe pedidos de la ciudad de México y otros estados del país y ha enviado sus mosaicos a Inglaterra, Francia y Nueva York.
Pero el maestro Toledo quiere que estos pisos lleven el toque artístico pero que sean comercializables, al alcance de mucha gente, que no sea algo elitista, así que cualquier persona que lo desee puede tener en su casa sus diseños, hasta en el baño, concluye el entrevistado.