Cortinas de humo
Indicador Político
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de febrero de 2016.- Preocupados más por salvar su alma pecadora que por salvar al Estado, la clase política que capitalizó a su favor la visita del papa Francisco no entendió el efecto contrahistórico de sus acciones porque destruyó una de las características fundamentales del Estado laico: la secularización de la sociedad.
Los liberales juaristas del siglo no buscaron la anulación de la iglesia católica que tanto daño hizo –guerras civiles y un imperio importado– sino que su objetivo final fue doble: separar a la iglesia del Estado y sobre todo introducir la ciudadanía cívica que la religión había anulado.
La postración de funcionarios y políticos ante la autoridad religiosa del papa Francisco, fue un paso hacia la destrucción de la ciudadanía y el fin de la secularización de la sociedad.
Lo paradójico de las relaciones tensas entre el Estado y la iglesia en México ha sido el hecho de que el Estado derrotó a la iglesia en la fijación de los territorios de la autoridad civil, pero la clase política liberal y revolucionaria se la ha pasado sometiendo la ciudadanía del poder civil al poder religioso del clero como institución de dominación política:
1.- En la edición de la revista Hoy No. 187 del 21 de septiembre de 1940, el presidente electo Manuel Ávila Camacho declaró “soy católico” como un mensaje de negociación política, aunque sectores revolucionarios obligaron al periodista José C. Valadés a usar la frase de “soy creyente” en lugar de católico.
2.- En octubre de 1957, como respuesta a la declaratoria de ese año como el de la Constitución y el Pensamiento Liberal, la iglesia católica circuló una cartilla para señalar los santos deberes de los individuos –no los ciudadanos– “conforme a los santos preceptos de la ley de Dios”, retrotrayendo el escenario ideológico a principios del siglo XVIII y su principal representante: Jacobo Benigno Bossuet y su obra La política según las sagradas escrituras que sirvió para la propuesta de Locke y su Ensayo sobre el gobierno civil que marcó la ruptura creyentes-ciudadanos.
3.- En la segunda mitad de los ochenta, debilitado el PRI, el embajador de los Estados Unidos John Gavin construyó la santa alianza de PAN-empresarios-iglesia para tomar el poder en el corredor Sonora-Chihuahua, cayendo en la orilla de una nueva guerra cristera.
4.- El cardenal Ernesto Corripio Ahumada fue el operador de la estrategia de negociación política de la iglesia: apoyo al gobierno de Carlos Salinas de Gortari a cambio de regularización de la situación jurídica. Lo paradójico fue que la iglesia aceptó las nuevas reglas institucionales, pero manteniendo las objeciones de la iglesia contra la Constitución de 1917.
5.- La gran derrota del Estado ocurrió en abril del 2000 cuando el entonces candidato panista Vicente Fox Quezada envió una carta privada al Episcopado para informarle de “mi proyecto de nación” y prometiendo modificar la Constitución para regresar a México a los principios religiosos como ejes de las políticas de gobierno.
La des-secularización de la sociedad con los políticos practicando ritos católicos en público y cediendo los espacios republicanos juaristas de Palacio Nacional implicó la derrota de la reforma constitucional del 30 de noviembre del 2012 que introdujo el concepto de república “laica”, paradójicamente firmada por el panista presidente Felipe Calderón pero abrogada en los hechos por los priístas. La parte fundamental del Estado laico era la secularización de la sociedad y ahí ya ganó la iglesia católica.
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Política para dummies: La política es el arte de disfrazar los fracasos.
Sólo para sus ojos:
• La campaña para gobernador en Sinaloa sigue enredándose. El candidato priísta Quiri-NO Ordaz Coppel comienza a ser conocido como Juanito Quiri-NO porque los hilos de poder los tienen Jesús Vizcarra y el exvocero presidencial David López.
• De los gobernadores que mejor salió por la visita del papa Francisco fue el chiapaneco Manuel Velasco. En cambio, el perredista michoacano Silvano Aureoles fue tan agobiante que el papa hubo de alejarlo de su entorno porque no lo dejaba respirar.
• Lo que son las cosas: el diputado perredista Jesús Zambrano, presidente de la Cámara, fue el mejor aliado del PRI y del gobierno federal para justificar la presencia del papa en Palacio Nacional con el argumento de que era un jefe de Estado. Pero la dialéctica del izquierdista no puede explicar si el Vaticano es un Estado o un principado religioso.
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