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MADRID, 11 de abril de 2015.- “Todo tipo de trabajo, el remunerado y el de ama de casa, el estudiante o el voluntario, pueden convertirse en una de nuestras principales razones para vivir.”
Con esta frase, la psicóloga y periodista Pilar Varela define lo que considera trabajar. Sin embargo, los orígenes de esta palabra indican todo lo contrario, que trabajar es algo que se hace por obligación y que no aporta satisfacción. Esta es la idea común que se tiene del trabajo. Una idea que nace del término latino “tripaliare”, torturar.
Pero, ¿por qué consideramos el trabajo como una obligación?, ¿por qué creemos que no se puede disfrutar con él? Pasamos más de 40 horas a la semana dedicados a trabajar, lo que no debería suponer una tortura o depresión. La clave se encuentra en cambiar el chip uno mismo y sumergirse de forma total en las tareas que realizamos, mientras dejamos de lado todo lo demás.
La principal razón de no sentirse cómodo y a gusto en un trabajo, se suele achacar a que este puesto nos impide ser felices. Pero, qué es lo que entendemos por felicidad. El psiquiatra e investigador Luis Rojas Marcos reflexiona así sobre este término: “Cada persona define la felicidad a su manera, pero todos la reconocemos cuando la sentimos. Venimos al mundo equipados con genes que alimentan el sentimiento de satisfacción con la vida en general. Las adversidades pueden debilitar esta capacidad innata, pero todos podemos hacer algo por preservar nuestros momentos dichosos”. Margarita Álvarez, directora de Comunicación y Marketing de Adecco, propone la siguiente solución para disfrutar con el trabajo: “Si no te gusta tu trabajo escribe en una hoja de papel todos los beneficios que tiene, como si tuvieras que vendérselo a alguien. Al resaltar los aspectos positivos podrás centrarte en ellos”.
Aun así, la felicidad en el trabajo no es algo que dependa solo del trabajador. La empresa también desempeña un papel relevante. “Por eso es muy importante que las compañías entiendan qué hace vibrar a cada uno. Todos tenemos una motivación intrínseca y hay que saber verla”, comenta Álvarez.
Se suele culpar de los males al trabajo, pero es en situaciones de inactividad cuando aumentan las depresiones, la ansiedad y los conflictos. Para hacer lo que queremos, hay que querer lo que hacemos. Lo que significa que no todo trabajo es el apropiado para nosotros, y que uno no puede ser feliz mientras odie su trabajo.
(Artículo proporcionado por el Centro de Colaboraciones Solidarias)
Hugo Muñoz Arévalo
Periodista