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CIUDAD DE MÉXICO. 10 de marzo de 2016.- Un río ha desaparecido en México. El Atoyac, que nace en las montañas de Veracruz, abandonó de improviso la superficie de la Tierra la semana pasada. En menos de 48 horas, el cauce que cruzaba seis municipios y desembocaba en el Golfo se esfumó.
Los vecinos de las comunidades que lo bordean se quedaron boquiabiertos y consternados por los problemas de abastecimiento que se vislumbran. Y empezaron también a circular rumores. S
obre todo uno: que a principios de la semana se escuchó una fuerte explosión en la zona. Sin embargo, los estudios apuntan a que el socavón por el que se coló el río, una enorme cavidad de 30 metros de largo por 20 de ancho, se produjo por un colapso de su lecho de naturaleza calcárea.
No sería la mano humana la que lo envío al inframundo, sino el tiempo, el desgaste producido por lento paso del tiempo, que de alguna manera ya venía anunciado en la etimología prehispánica del Atoyac: «Agua que se derrama».
La información completa, aquí: El País