Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
OAXACA, Oax. 27 de enero de 2015.-
I
El fuego de una pequeña fogata en medio del monte aminora el frio que arropa la planicie de la zona oriente del Istmo de Tehuantepec, entre los límites de Chiapas y Oaxaca. Seis migrantes la rodean, para no caer en sueño profundo platican de todo. Unos se levantan de vez en cuando para hacerla de vigía, los uniformados siempre los cazan por las noches y los asaltantes durante el día, estar siempre alertas los mantiene con vida y así logran avanzar en el camino.
Elsiva y Miguel Ángel, el primero hondureño y el segundo salvadoreño, se encuentran con 4 migrantes más en Arriaga, Chiapas; 2 mujeres y 2 hombres. Juntos se internan en el territorio oaxaqueño la noche del miércoles 21 de enero.
El Programa Frontera Sur los obliga a rodear Arriaga, caminan 13 horas siguiendo las vías del tren hasta el territorio de Chahuites, el primer municipio de Oaxaca que colinda con el estado de Chiapas.
La media noche los alcanza a la mitad del camino. Unas cegadoras luces de grandes lámparas brincan entre los arbustos, las vías del tren y por las veredas, Elsiva y Miguel Ángel saben que la “cacería” por parte de los elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) comenzó.
Todos reaccionan, se tiran al suelo por instinto, se protegen del operativo. Están inmóviles por media hora, piden a todos los santos no ser encontrados. Se levantan despacito y en cuclillas permanecen media hora más. Escuchan las camionetas a lo lejos, vencen el primer obstáculo, por ahora.
Los primeros latigazos del picante sol del Istmo los agarra cansados alrededor de la fogata humeante, a otros, el hambre los despierta en la madrugada. Buscan agua en un charco estancado. Embotellan el líquido café y con la flama de un encendedor a una distancia prudente de la botella de plástico logran hervirla, preparan café.
Animados vuelven a caminar. De repente, en lo alto de un pequeño montículo entre arbustos secos, ya casi cerca de Chahuites, sale al paso un hombre armado con una escopeta, toda la facha de un ranchero. Les pregunta quiénes y cuántos son, cuál el destino.
Elsiva y Miguel Ángel, los adelantados en pasos, evadieron las preguntas e intentaron caminar rápido, pero no pudieron, la escopeta los frenó. Seis eran suficientes para el asalto del día con una escopeta de caza. El solitario “ranchero” los internó hacia el monte, los desnudó y los tiró al suelo. Habían caído.
II
Completamente desmoralizados, sin mochilas ni dinero, los 6 hondureños y salvadoreños llegaron el jueves 22 de enero al albergue Centro de Ayuda Humanitaria a Migrantes en Chahuites, esa extensión del refugio Hermanos en el camino que fundó el padre Alejandro Solalinde Guerra en Ciudad Ixtepec.
Armando Mejía, responsable y voluntario del albergue, los recibió y escuchó los detalles del asalto y lo registró en los archivos. La descripción del asaltante, coincide en características con otros asaltos denunciados y registrados en la zona de Arriaga-Chahuites-Tapanatepec.
En lo que va de este 2015, indicó el joven activista, el refugio ha interpuesto ante la Fiscalía Especializada en Atención al Migrante en Chahuites, adscrita a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), 15 denuncias por asalto, golpes y vejaciones a migrantes entre los límites de Chiapas y Oaxaca por un grupo de asaltantes o pistoleros, todos con las mismas características fisionómicas.
“Las denuncias que recibimos constantemente de personas asaltadas se da por la zona de Los Corazones, agencia de Tapanatepec, o delante de Chahuites. Las descripciones coinciden; rancheros, cargan escopetas y machetes, los desnudan, los tiran al suelo y se llevan todo.”
De 20 personas que llegan al albergue 15 son asaltados en el tramo Arriaga-Chahuites. En enero de 2015 se incrementó al doble el número de migrantes que llegan caminando al refugio a descansar y ser atendidos por la heridas, ya sea por los golpes de los asaltantes, por caminar mucho o por los rayones en el cuerpo causados por los arbustos espinosos mientras corren de migración.
El Centro de Ayuda Humanitaria a Migrantes en Chahuites tiene registrado 4 puntos peligrosos en la zona, entre ellos están Los Corazones y La Chatarrera. Desde la implementación del Programa Frontera Sur un pequeño porcentaje atraviesa caminando Chiapas y Oaxaca, el 90 por ciento, indicó el responsable del refugio, utiliza otras alternativas de movilización, como el mar.
Elsiva Orlin Pineda de 24 años, originario de La Ceiba, Honduras, Miguel Ángel Méndez de 40 de El Salvador, intentaron utilizar la ruta marítima, por lo que caminaron la parte costera en el Pacífico de Chiapas, pero los traficantes les cobraban 250 dólares a cada uno por pasarlos de Puerto Madero, Chiapas a Salina Cruz.
Así que la falta de dinero los obligó a caminar siguiendo la ruta del tren, aunque el peligro los acecha en cada paso. Los 6 migrantes asaltados recibieron atención en el recién creado albergue en Chahuites; comida, curaciones en los pies ampollados y una colchoneta donde dormir.
“Aquí reciben atención médica, también atención legal y jurídica, si así se requiere, las 3 comidas del día. El albergue se mantiene con donaciones de ciudadanos. Un espacio donde descansar. Algunos duran hasta 3 días, dependiendo de sus heridas. De aquí continúan el peligroso camino” explicó Armando Mejía.
III
El informe que presentó en el 2014 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denominada Derechos Humanos de los Migrantes y otras Personas en el Contexto de la Movilidad Humana en México, explica que en vez de disminuir la vulnerabilidad de los migrantes, desde la primera visita que realizaron en el 2002, ésta aumento y están en constante peligro.
“En cuanto a los desafíos y graves problemas que enfrentan muchas personas que migran, la Comisión fue informada que en su recorrido a través de México los migrantes en situación irregular suelen ser víctimas de robos y extorsiones por parte de delincuentes comunes, de grupos del crimen organizado, así como en algunos ocasiones por agentes estatales, quienes les roban el dinero y las pertenencias que traen consigo, ya sea como una condición para permitirles continuar con su recorrido o como otro de los delitos que afectan a los migrantes durante sus secuestros”, detalla el documento oficial.
La CIDH indicó que ante la falta de información estadística y de cifras oficiales respecto a la magnitud del secuestro de migrantes en México, desde el 2008 la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se dio a la labor de documentar esta problemática con el objetivo de visibilizar la alta incidencia que estaba teniendo el secuestro de migrantes en situación irregular a lo largo de gran parte del territorio mexicano, así como la falta de respuesta por parte de las autoridades estatales.
“En el primer informe sobre casos de secuestros en contra de migrantes, en un periodo de 6 meses, comprendido entre septiembre de 2008 y febrero de 2009, la CNDH pudo documentar la ocurrencia de por lo menos 198 casos de secuestros colectivos de migrantes, los cuales involucraban a 9 mil 758 víctimas en México. Sin embargo, es importante destacar, tal como lo hizo la CNDH, que el informe solo presenta una cifra mínima y no una relación exhaustiva de todos los secuestros, dada la naturaleza del delito y las limitaciones”, resaltó.