Respuesta a la violencia e inseguridad
MÉXICO, DF, 26 de agosto de 2015.- Los economistas clásicos, digamos que los fans de los mandatos del Fondo Monetario Internacional, a los que pertenecen los encargados de las finanzas públicas y de la política monetaria -Hacienda y Banxico-, nunca estarían de acuerdo con la propuesta de subir la tasa de interés para defender al peso del dólar estadounidense. Ni Agustín Carstens ni Luis Videgaray estaban pensando en ello cuando aseguraron que tratarían de evitar que la devaluación fuera detonador -que lo es pero más la avaricia de muchos comerciantes- de la inflación.
El impacto de una devaluación sobre la inflación no es la única fuente de carestía sostenida de los precios. Lo que tendrían que parar, sobre todo Videgaray, es la avaricia de muchos comerciantes que inflan la economía so pretexto de la devaluación, como está ocurriendo sobre todo en el comercio de grandes supermercados y ya no digamos en los de conveniencia como los Oxxo, cotidianamente inflacionarios. Los grandes almacenes están haciendo su agosto, en agosto, con el petate de la devaluación.
Y ya se lo había planteado a Amigón, mi colega, cuando me preguntaba el otro día que cuál es el mecanismo más poderoso para defender al peso. No dudé en responderle que el manejo de la tasa de interés y no tanto la derrama de millones de dólares para “equilibrar el mercado”. Si suben la tasa de interés, un poco por encima del tipo que maneja el mercado internacional, y concretamente el estadounidense, habrá un atractivo adicional para que los tenedores de dólares se queden en México y se pare la desalmada fuga de capitales que impulsa una apreciación sostenida del dólar estadounidense.
Y no acababa de comentar con Amigón las decididas medidas que el gobierno debe tomar si realmente quiere defender al peso del dólar, cuando leía yo en El Universal un reporte informando que analistas de empresas operadora bursátiles sugerían que el Banco de México subiera la tasa de interés interbancaria, la equivalente a la tasa principal en el mercado estadounidense, pues es seguro que la cotización del dólar llegue pronto a 18 pesos por unidad.
Y es que las subastas de 200 millones de dólares diarios no sirven para tranquilizar a los millonarios tenedores de dólares. Dice Carstens que al mercado. No es cierto. Se ha comprobado que entre más el banco central pone en circulación las millonadas de dólares, el peso se devalúa más rápidamente. Durante la jornada de este martes el dólar se cotizó en 17.35 pesos. Y va de bajada. Se los prometo.
De acuerdo con especialistas, el dólar más caro es propiciado por las perspectivas de un incremento en las tasas de interés en EU, aunque también existen otros factores como la caída en los precios del petróleo y el débil crecimiento económico, a lo que se suman las preocupaciones por la desaceleración de la economía china y su impacto en la economía global. Analistas prevén que el tipo de cambio llegue a los 17.80 pesos para ser más precisos.
Con todo, el Banco de México no tiene previsto ningún movimiento del tipo de interés. Ni dios lo quiera diría Carstens. No está en el recetario que sigue para casos de agonía del tipo de cambio. No lo ordena el manual del Fondo Monetario Internacional, organización exclusivamente dedicada a la defensa de los intereses de la Casa Blanca y del sistema financiero estadounidense.
Pero si los mexicanos -Carstens y Videgaray- hicieran uso de su libertad y respetaran la soberanía de la nación, tendrían que adelantarse a lo que pasará en el sistema financiero del imperio. Subir la tasa de interés y sólo así se calmaría el mercado local. Pero hay que decirlo, como lo aseguró el director para América Latina de Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, el gobierno de Peña Nieto perdió la oportunidad de actuar preventivamente y ahora se pagan los costos de esa burrada.
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