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OAXACA, Oax. 4 de marzo de 2014 (Quadratín).- El vértigo consiste en una ilusión de movimiento o de giro del entorno o de uno mismo, siendo la sensación de precipitación en el vacío, lo más común. Se acompaña normalmente de náuseas, pérdida del equilibrio (mareo) y sensación de desmayo inminente.
El encargado de la Jefatura de Prestaciones Médicas del IMSS, Juan Pablo Matadamaz Ortiz, indica que este padecimiento se relaciona casi siempre con una alteración del sistema vestibular, que se halla dentro del oído interno y coordina el mantenimiento del equilibrio así como de nuestra postura, y puede ser momentáneo o durar horas o incluso días. Este trastorno puede afectar a cualquiera, aunque en niños se presenta en forma de crisis espontáneas y pasajeras y en ancianos puede evolucionar hacia una inestabilidad crónica.
El cuerpo logra un adecuado sentido del equilibrio gracias a la interrelación del sistema vestibular, cuyo centro neurológico se aloja en el tronco del encéfalo, la vista y la sensibilidad profunda muscular, ósea y articular. La causa del vértigo puede ser consecuencia de alteraciones en el oído, en la conexión nerviosa del oído al cerebro o en el propio cerebro.
Matadamaz Ortiz explica que una forma habitual de clasificar los vértigos es la que se basa en la localización de la enfermedad que los causa, distinguiéndose así entre vértigos periféricos y centrales. El primer tipo es el más frecuente y deviene de la afectación del oído interno y nervio vestibular (encargado de transportar la información sobre el equilibrio desde el oído interno al cerebro).
El vértigo periférico se asocia a una pérdida de audición y presión en los oídos.
El central, por su parte, se produce debido a la alteración de los mecanismos neurológicos del propio sistema vestibular y puede ir acompañado de visión doble, inestabilidad y dolor de cabeza intenso.
Al respecto, el doctor Juan Pablo dijo que el primer paso para determinar si el paciente presenta este mal es determinar la naturaleza del problema y su causa. Para ello, se le hace rellenar al paciente un cuestionario que tiene por objeto conocer los detalles del cuadro clínico que éste padece, los síntomas que acompañaron al mareo, su duración, posibles desencadenantes. Luego se procede a la exploración otorrinolaringológica, que abarca oído, fosas nasales, nasofaringe, cavidad oral y laringe.
El tratamiento del vértigo depende de la causa subyacente que lo produce. Sin embargo cualquiera que sea la prescripción esta deberá acompañarse de una dieta baja en sal.
Finalmente, exhorta a la población si presenta vértigo que no desaparece o que interfiere con las actividades diarias, solicite una cita con su médico.