Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
México, D.F. 21 de mayo 2012 (Quadratín).- La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) representa toda una tradición de institución pública en el país. Hoy, empero, vive un proceso de crisis por distintas razones que podría rencauzarse para dotarla de ventanas de oportunidad para mejorar sus niveles de transparencia, rendición de cuentas y cultura de la legalidad. Veamos qué pasa y por qué.
Primero. La UMSNH es la única- o por lo menos la principal institución educativa- que ha dado vida a una compleja red de Casas del Estudiante (CDE), desde 1930, creadas con los mejores propósitos: dar oportunidad a los que menos tienen para continuar y culminar sus estudios universitarios, en una suerte de espacio para generar igualdad mínima de oportunidades para la movilidad educativa, social y económica. (Una tesis de licenciatura en Historia recién presentada en la UMSNH La casa del estudiante Nicolaita: Orígenes e historia (1930-1966) de Isaías Gómez Sántiz da cuenta pormenorizada de este fenómeno). Hoy en día, existen más de 75 CDE que dan cobijo a 5000 personas aproximadamente. No hay cifras exactas. En la UMSNH la transparencia está atrapada entre la voluntad de hacer factible el derecho a saber y grupos de interés que en la opacidad han adquirido fuerza y resistencia. El rector, Salvador Jara Guerrero, nombrado apenas el 7 de enero del año en curso y animado con los mejores propósitos ha generado, hasta ahora, los peores resultados para fortalecer las prácticas democráticas del quehacer universitario. Ante la solución que se había dado a cada problema de administrar el conflicto, no pasó crear nuevas soluciones, sino a crear de cada solución existente un problema. Un proyecto que no cuenta con un método está condenado al naufragio.
Segundo. En la UMSNH, como en buena parte de las instituciones de educación superior del país, conviven distintas expresiones de interés con mayores o menores prácticas democráticas que tienen grandes posibilidades de mejora. En Michoacán la cultura de la legalidad es sólo aspiracional. La negociación de la Constitución y la ley representa el día a día. Lo que sucede fuera de la UMNSNH se reproduce también en su interior. La crisis en la UMSNH que ha atraído la atención de la opinión pública del país es el reflejo de suplir el método por la ocurrencia. En efecto, el rector Jara ha perdido en el Consejo Universitario el máximo órgano colegiado- prácticamente todas las votaciones lo que ha reducido su margen de maniobra. Peor aún, ha abierto frentes al mismo tiempo sin la capacidad de gestión para ganar todas las batallas internas. Así, por ejemplo, a principios de año, el cuestionado Sindicato de Trabajadores de la UMSNH (SUEUM) fue foco de su propósito para regenerar sus prácticas, ahora en los linderos de la ley. El fin era positivo, pero la estrategia fue pésima. El resultado fue el fortalecimiento del SUEUM, sus formas autoritarias y el veto personal al rector Jara. En febrero de este año, el propio Jara dejó de otorgar el subsidio tradicional a las CDE lo que generó el caldo del cultivo para la movilización estudiantil de marzo. El objetivo de Jara era bueno: regular las CDE y dar paso a un proceso gradual de transparencia. El resultado ha sido todo lo contrario al proyecto deseado.
Tercero. Como lo predica la añeja costumbre en la UMSNH, las CDE o, al menos, una expresión amplia de ellas, dieron paso a una de sus fuentes de existencia: la generación de espacios en la universidad en lo que hoy se llama Movimientos de Aspirantes y Rechazados (MAR) de la Coordinadora de Universitarios en Lucha.
El 22 de marzo pasado, el Rector de la UMSNH, Salvador Jara Guerrero. Recibió un oficio con los sellos de 8 CDE a nombre del MAR con una solicitud inaudita: Recursos económicos para generar presión contra la propia UMSNH para que se permitiera el ingreso de estudiantes que no habían mostrado sus cualidades en los exámenes establecidos al efecto. En el citado oficio se requería de la propia universidad desde viáticos hasta laptops en lo que se le denomina pliego petitorio que consta de 43 puntos para la difusión e incorporación de matrículas a la UMSNH. El 14 de marzo, el gobierno de Michoacán recibió la misma solicitud, pero por el monto de 7 millones 603 mil pesos, además de espacios en los medios para difusión del movimiento. El 27 de marzo, el gobierno estatal busca ganar tiempo y otorga cita al MAR para dar seguimiento y evaluación a su pliego petitorio el 23 de abril según el oficio SGSG 15/2012. Sé que lo anterior puede sonar a humor involuntario, pero así sucede en la realidad michoacana
Cuarto. Como es de conocimiento público, el 28 de abril pasado fueron detenidos por elementos de la policía más de 200 estudiantes por presuntos actos delictivos.
Es evidente que la aplicación de la ley a pie juntillas en este caso es una injusticia.
Lo es también la falta de Estado de derecho. La medida ha generado el primer precedente desde el periodo de 1963 y 1966 cuando el gobernador michoacano de la época, Agustín Arriaga Rivera incursionó, en circunstancias distintas, en la Universidad Michoacana. Fausto Vallejo Figueroa, lo hace ahora con las simpatías de buena parte de la sociedad moreliana y el rechazo de diversas expresiones sociales que advierten represión y agresión paradójicamente en la aplicación de la norma jurídica. Al final del día, el gobierno del Estado generó las condiciones para que los estudiantes detenidos fueran puestos en libertad a
cambio de que los integrantes del MAR se comprometieran a cumplir los aspectos básicos de la ley. Escribir esto suena absurdo en una sociedad democrática.
No lo es, sin embargo, si con ello se logra un equilibrio entre el interés público y los intereses particulares. Con mayores reflejos políticos el viejo priista Vallejo que el bien intencionado rector Jara, logró que el conflicto saliera de las calles de Morelia y se focalizara a la ciudad universitaria que es el mal menor. Sigue siendo con todo negativo. El rector Jara tiene frente a sí el reto de cómo lograr que avance el ejercicio de la transparencia sin incendiar la universidad. El camino es el mismo de siempre: aproximaciones sucesivas. La política del todo o nada ha demostrado históricamente que la nada ha ganado todas y cada una de las batallas. Es de esperarse que esta crisis se convierta en la oportunidad del cambio no ha habido en la universidad hasta el día de hoy.
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