Sentencia de 8 años de prisión a homicida de la Cuenca
San Felipe Usila, Oax. 9 de febrero de 2014 (Quadratín).- Una indígena chinanteca, de San Felipe Usila, quedó inválida luego de que el anestesiólogo Fernando Noé Romero Concha se pasara de dosis en una cirugía que le fue practicada a la mujer el 24 de agosto del 2013.
Guadalupe Mendoza Hernández, de 34 años de edad, fue hospitalizada en esa fecha en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de la ciudad de Tuxtepec, para ser intervenida quirúrgicamente de una colecistectomía, que consiste en la extracción de la vesícula biliar y que le fue realizada por el cirujano Edgardo González.
Transcurridas las tres horas de la operación, los familiares de la paciente solicitaron informes, sin embargo, la recepcionista les dijo que no se preocuparan ya que era una cirugía menor y que no presentaba ningún peligro, sin embargo fue hasta pasadas las 20:00 horas que el médico les informó que todo había salido bien, pero que no podían sacar a la paciente del quirófano por falta de cama, narró Saúl Mendoza Hernández , hermano de la afectada.
Indicó que a pesar de la insistencia ya no recibieron otra noticia y tampoco les fue permitido ver a su familiar sino hasta el día siguiente, domingo 25 de agosto, cuando el personal médico les otorgó la autorización correspondiente.
Al ver Guadalupe Mendoza Hernández a sus hermanos, les comentó que “no sentía los pies” ni tampoco tenía movilidad, situación que ella había informado al médico una vez que despertó de la operación, pidiéndole además les comentara de la situación a sus hermanos, a lo cual el médico le contestó que ellos ya tenían conocimiento, cuando lo único que les fue informado era que «la cirugía había salido bien».
Aunado a lo anterior, y aún con las condiciones de Guadalupe Mendoza Hernández, sin movilidad en sus extremidades inferiores, el director del IMSS, Fidel Ángel Galeana Esquivel y el doctor Edgardo González, informaron a los familiares que la darían de alta para que se la llevaran a su casa, situación que no aceptaron.
El 28 de agosto Guadalupe Mendoza, fue referida a un hospital particular ubicado en Covadonga, Veracruz, para que se le hicieran los estudios de resonancia magnética, pero los médicos le dijeron que ya no podían hacer nada para que recuperara la sensibilidad y movilidad de sus extremidades y que iba a quedar parapléjica de por vida.
Posteriormente, el cuatro de septiembre, la paciente fue enviada al hospital del IMSS en Puebla, donde los neurocirujanos luego de revisar y valorarla, confirmaron que por el tiempo de evolución no había ningún manejo quirúrgico que ofrecer, ya que el pronóstico de recuperación con cirugía transcurridos doce días es nulo, por lo que la paciente fue trasladada nuevamente a su unidad de envío, es decir a la clínica del IMSS de Tuxtepec, Oaxaca, a fin de que se iniciara de manera inmediata su rehabilitación.
Ante la insistencia de los médicos de dar de alta a Guadalupe Mendoza Hernández, los familiares tomaron la decisión de acudir a las oficinas del delegado estatal del Instituto Mexicano del Seguro Social, en ese entonces Luciano Galicia, para solicitarle que fuera atendida en algún otro hospital de la institución y por ello fue internada en el Hospital Rural “O” número 18 de Huajuapan de León, Oaxaca, para recibir terapia de rehabilitación.
“Es evidente la negligencia médica y falta de responsabilidad en la que incurrieron los médicos, pues al haberse dado cuenta del error cometido, debieron enmendarlo de manera inmediata y practicado el drenado de sangre como nos lo hicieron saber en el hospital de Puebla, así mi hermana no se hubiera quedado parapléjica”, comentó con tristeza Saúl, hermano de Guadalupe Mendoza.
La indígena chinanteca es madre soltera, tiene una hija de 11 años, su labor era de costurera con muchas ganas de salir adelante, ahora vive en la desesperación mirando las paredes de su humilde hogar y solicita intervención del gobernador del estado Gabino Cué Monteagudo, el Congreso local y la Comisión Nacional de Derechos Humanos para que se le haga justicia.