Exhiben multipremiada cinta La Soledad de María Conchita Díaz en FIC
OAXACA, Oax. 10 de enero de 2014 (Quadratín).- El viento es cómplice de los hombres. Llega al patio y las mujeres de la casa saben que no hará daño. Sólo viene a tocar la fruta verde, el mango.
El viento fuerte acaricia las redondeces vegetales, arranca la leche que amarga la fruta.
El viento en el patio es la presencia del futuro que viene a conocernos.
El viento fuerte de enero trabaja de madrugada. Es amigo del perro. Llega sin que nadie lo sienta. El viento trepa descalzo al árbol de mango, lo veo subir en la madrugada con sus brazos largos, sus pies anchos.
La camisa sin abotonar. En la cabeza lleva un pañuelo rojo. El viento es un hombre flaco y prieto vestido de blanco.
El viento voltea el rostro y me mira, el color de sus ojos es semejante al color de una calle que conozco.
El viento es un hombre que lleva los cabellos sin peinar. Las mujeres en la cama escuchan el paso del viento y buscan protección del hombre.
Las parejas amanecen abrazadas y cubiertas de polvo con el rostro redondo, pleno del día.