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Oaxaca, Oax., 29 de septiembre de 2011 (Quadratín).- Marilee Grindle, directora del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, sostuvo que los países de América Latina tienen pendiente una reforma de calidad educativa, pero advirtió sobre las dificultades de llegar a acuerdos políticos para llevarla adelante, debido a la oposición de los sindicatos y a la falta de interés por parte de los políticos.
La especialista brindó la conferencia Los retos de la reforma educativa en América Latina, promovida por el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez a través del Comité de Ciencia y Tecnología.
Grindle sostuvo que la mayoría de los países latinoamericanos tuvieron éxito en cuanto al acceso a la educación, pero mantienen una gran deuda respecto de la calidad educativa, sobre todo en educación básica, ya que el desempeño de los alumnos no alcanza el mínimo de aceptabilidad. Según sus datos, en México, el 66 por ciento de los estudiantes de nivel básico se encuentran entre el 20 por ciento más bajo en desempeño en matemáticas, y ninguno llega al 20 por ciento más alto. En cuanto a lectura, el 52 por ciento se ubica entre el 20 por ciento más bajo, y solo el uno por ciento llega al 20 por ciento más alto.
Grindle indicó que la reforma de la calidad educativa es políticamente conflictiva ya que hay una tendencia a resistir el cambio. Según la académica, el éxito de las reformas de acceso educativo definió un panorama de graves conflictos para mejorar la calidad, como un mayor poder para los sindicatos y funcionarios del área, y un beneficio directo para la clase política, que utiliza electoralmente obras tangibles como la inauguración de escuelas.
Manifestó que para mejorar la calidad educativa se necesitan menos alumnos por aula, profesores más capacitados, más tiempo de estudio en materias importantes como matemáticas y lectura, un mayor involucramiento de los padres de familia y de los alumnos en las escuelas, y una mayor atención a la educación rural y a los sectores de escasos recursos.
Además, es necesario hacer énfasis en el uso eficiente de los recursos, mejorar la rendición de cuentas entre profesores, autoridades y sociedad, mejorar el desempeño de maestros y estudiantes, y fortalecer el control por parte de comités locales o padres de familia.
Pero según Grindle, este tipo de reformas implica encarar grandes costos políticos, ya que pone en riesgo los privilegios de administradores y burócratas, y genera tensión al presionar sobre los maestros para mejorar su desempeño.
Normalmente los sindicatos se oponen a las reformas de calidad, y los funcionarios podrían implementar acciones para sabotear el cambio. Los políticos prefieren no meterse en el tema para no generar conflictos con los sindicatos y la oposición. Por su parte, los votantes, muchas veces no perciben los beneficios de la mejora en la calidad porque es un proceso de largo plazo, más intangible que la inauguración de una escuela.
Respecto de la oposición de los sindicatos, Grindle indicó que es común que se piensen perdedores en una reforma de este tipo. Enfatizó la importancia de la profesionalización de la carrera docente, y opinó que cuando las negociaciones se tornan imposibles, la mejor estrategia de los gobiernos puede ser la búsqueda y movilización de aliados poderosos que apoyen la reforma, como por ejemplo asociaciones civiles y del sector privado, y padres de familia.
Grindle agregó que pese a que las reformas de calidad suelen fracasar debido al exceso de oposición, existen estrategias que los promotores de la reforma pueden utilizar para tener éxito, que consisten en la toma de decisiones para anticiparse a la oposición, como comunicar las ideas en forma atractiva, utilizar los datos para dar un panorama del bajo desempeño en las escuelas, ganar el apoyo de funcionarios locales, involucrándolos en el debate, y proveer abundante información a los medios de comunicación con el fin de convencer a la opinión pública de la necesidad de la reforma.
Los retos políticos requieren tiempo, acción, organización y atención a las estrategias políticas. El camino hacia una mejor educación es duro y largo, pero muy importante para el futuro de México y de América Latina concluyó la conferencista.