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OAXACA, Oax. 20 de abril de 2014 (Quadratín).- La mayoría de la población oaxaqueña consume diariamente casi el doble de sal de la cantidad recomendada por las autoridades de salud. Si bien los problemas asociados a este exceso no son visibles en un primer momento, es un mal que se va acumulando con el tiempo.
La nutricionista dietista Mónica López Moreno, titular de la Jefatura de Nutrición del HGZ1 de Oaxaca, explicó que el cloruro de sodio corresponde a lo que comúnmente llamamos sal.
La principal característica y muchas veces desconocida es que el cloruro de sodio abunda en la mayoría de los alimentos, por lo que a juicio de la nutricionista las personas ingieren más cantidad de la necesaria, lo que a la larga podría perjudicar la salud de los consumidores, ya que todo elemento en exceso, tarde o temprano, arroja problemas en el correcto funcionamiento del organismo.
La presión sanguínea alta (hipertensión), las afecciones coronarias, irritabilidad, retención de líquidos y sobrecarga de trabajo para los riñones son algunos de los problemas que arroja la excesiva ingesta de sodio.
En condiciones normales de salud, los riñones tienen la capacidad de regular la concentración de este mineral y provocar una mayor producción de orina, haciendo que ésta sea más diluida en caso de un consumo superior al requerido.
No obstante, el exceso de sodio a mediano y largo plazo tiene consecuencias en el organismo: retiene agua, lo que obliga al corazón, al hígado y a los riñones a trabajar por encima de sus posibilidades. Indico Lopez Moreno.
Una forma de reducir el consumo de sal es utilizando sabores alternativos, como por ejemplo: limón, hierbas, vinagre o especies.
Muchas personas se han acostumbrado a consumir alimentos que contienen un alto nivel de sal y piensan que sin sal los alimentos carecen de sabor. Sin embargo, esta percepción es meramente el resultado de que las papilas gustativas se han acostumbrado al sabor del cloruro de sodio.
Ante este panorama la nutrióloga especialista del IMSS, entregó algunos consejos para ir disminuyendo el consumo de sal:
Privilegiar frutas y vegetales, disminuir alimentos de coctel, tales como galletas, papas fritas, aceitunas, entre otros, lea las etiquetas de los alimentos al momento de comprar, privilegiando los que tienen marcado “reducido en sodio” o “bajo en sodio”, reduzca el consumo de alimentos enlatados y congelados.
Día a día vaya disminuyendo la sal utilizada en la comida, para llegar con el tiempo a acostumbrarse a comer con menos sal. Por eso eliminar el salero de la mesa.
De sabor a las comidas con hierbas y especias, disminuir el uso de cubos de caldo, salsas de tomates, ketchup y el consumo de sopas en sobres, en general, disminuir todos los alimentos procesados o industrializados, ya que poseen conservadores a base de sal.