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OAXACA, Oax., 22 de mayo de 2016.- El doctor Felipe Martínez Soriano, hombre de izquierda, íntegro y de gran legado, falleció este domingo, a las 14:50 horas.
El ex rector de la UABJO y autor del libro Oaxaca 1975-1978, Movimiento Democrático Universitario y Testimonios de la Cárcel, se encontraba hospitalizado en el Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, debido a un padecimiento que le aquejaba desde hace tiempo.
Martínez Soriano nació el cinco de febrero de 1927, en la comunidad indígena zapoteca de San Andrés Zautla, Distrito de Etla. La represión y encarcelamiento por varios años, templaron su carácter y reafirmaron sus convicciones de lucha por una universidad diferente.
Fue nombrado secretario general de la UABJO en julio de 1976 y posteriormente electo rector, primero por el Honorable Consejo, el 17 de octubre de 1976, después por la asamblea universitaria y finalmente por la comunidad universitaria, a través del referéndum realizado el 13 de mayo de 1977.
El profesor normalista y médico pediatra tenía 89 años de edad.
Le sobreviven su esposa Josefina Martínez y seis hijos, dos varones y cuatro mujeres.
Descanse en Paz
En su recuerdo compartimos un pequeño texto de sus memorias:
Nací el 5 de febrero de 1927, en choza humilde indígena campesina y zapoteca de San Andrés Zautla, Etla, Oaxaca. Diez años después del Movimiento Social de l9l7, pueblo situado a 11 km. del distrito y a 27 de la ciudad de Oaxaca; para llegar a él se pasa el Puente “El Milagro”, del río Atoyac, ahora sin agua: después Agencias de San Isidro y alemán, luego se divisan al occidente unos montículos y son continuidad de Monte Albán. Está asentado en un suelo irregular con pequeñas barrancas y arroyos y a su alrededor y al noroccidente una cadena montañosa que la hace singular.
Mis padres fueron, Francisco Martínez y Tomasa Soriano Ruiz, se dedicaban a la agricultura tradicional usando el: pico, la coa, y la pala, para sembrar maíz y frijol en el temporal y carecían de terrenos fértiles. Acarreaban la cosecha en carretas jaladas por yunta de bueyes, en burros y caballos, igual para la venta de leña y carbón a Etla y Oaxaca.
El pueblo no tenía luz eléctrica, se alumbraba con ocote, velas o “brujitas” de petróleo; tampoco contaba con agua potable y esta se obtenía de los pozos situados a flor de tierra en la periferia del pueblo. Los niños la acarreábamos con latas sostenidos con un garrote grueso y resistente colocada en hombros y las mujeres en cántaros sostenidos con rebozo hecho rodete en la cabeza.
Fue la época del Movimiento Cristero (l926-l929), cuando el país sufrió crisis económica, también política y social. Porque los sacerdotes católicos sufrieron persecución política y los bautizos eran a escondidas y se registraron temblores que produjeron miedo a la población y algunas personas emigraron a otros lugares, caminando por terracería, veredas pobladas de hierbas y arbustos, en burros, carretas, caballos, veces por ferrocarril….