¿Xóchitl o Acosta, los Cárdenas o AMLO del nuevo partido?
Abstencionismo: enemigo a vencer el 5 de julio
Huatulco, Oax. 12 de abril de 2009 (Quadratín).- La abstención es una de las opciones ante la toma colectiva de una decisión. Quien practica la abstención no emite su opinión en forma de voto. Es muy similar al voto en blanco. En unas elecciones se considera abstencionistas a quienes no acuden a las urnas. Este tipo de abstención se denomina abstención pasiva. Se considera abstención activa a la suma de votantes que emiten votos en blanco y nulos, aunque en ocasiones se propugna la no participación en una consulta popular como una postura política de protesta, cuyos partidarios considerarán por tanto activa toda la abstención que se produzca. La abstención representa un obstáculo para lograr una democracia representativa: en multitud de ocasiones, la ausencia de participación de la llamada fuerza silente, ensombrece el resultado del proceso electoral. Así, la abstención es una postura de protesta frente a una situación que se califica de falta de garantías democráticas por quienes la propugnan.
Actualmente en México, los partidos políticos se encuentran inmersos en la lucha por la mayoría en la Cámara de Diputados y en la conquista del gobierno en seis estados, teniendo como punto de coincidencia algunos de ellos, que la guerra sucia disfrazada, las pugnas internas de los partidos y los escasos resultados de gobierno pueden convertir a 2009 en el año de la más alta abstención, con una cifra superior al 60 por ciento.
Los motivos por los cuales la ciudadanía ya no sale a no sufragar es que los gobernantes no cumplen con las promesas de campaña. Un ejemplo fueron las pasadas elecciones en el Estado de Guerrero, donde no se cumplieron las expectativas de cambio del Gobernador Zeferino Torreblanca; tampoco se dio respuestas a las demandas del pueblo, no creció el empleo, y por si fuera poco, los niveles de pobreza aumentaron. Por eso la sociedad está revaloró su voto y otros, simplemente no acudieron a las urnas.
Cuando hay campañas enardecidas y llena de descalificaciones probablemente un sector de la población encuentre más motivación para ir a las urnas, como también hay uno muy grande que se aleja de ellas. Un factor importante que incidirá en el aumento de la abstención es que el ciudadano vea que en vez de plantear opciones, los partidos se peleen, se acusen, se insulten, se desacrediten uno a otros y, entonces, el ciudadano aprecie que no hay quién le bosqueje alternativas a sus problemas y, por lo tanto, pierda interés y se aleje de las elecciones. Otras causas del abstencionismo de la ciudadanía en las próximas elecciones del 5 de julio pueden ser los pleitos por spots partidistas, la actitud irresponsable de las televisoras al transmitir spots electorales en horarios estelares, las descalificaciones de los líderes nacionales de los partidos políticos en México, el falso debate sobre la reforma electoral y los mensajes propagandísticos que no gustan a los ciudadanos. Otro elemento que puede influir en estos procesos electorales es la presencia de militares en varios puntos de la República Mexicana, ante la ola de violencia y narcotráfico que existe en el país. La gente no querrá salir a las urnas, ante el temor de que en algunas regiones las urnas electorales sean boicoteadas por grupos de delincuencia organizada.
Según estadísticas, en México, uno de cada dos mexicanos dice que todas las campañas son aburridas, ostentosas, agresivas, inútiles. Esto demuestra que el mensaje que los abstencionistas envían cada vez que hay elecciones a los políticos y gobernantes es claro: Pónganse a trabajar, ya no gasten tanto dinero, bajen los salarios de los consejeros electorales y otros funcionarios, limiten el número de los partidos políticos y redúzcanles los beneficios económicos, legislen en bien de la nación y no gasten, tanto y tan inútilmente, el dinero de los impuestos. En pocas palabras: más responsabilidad cívica y menos manga ancha con el dinero del pueblo. Ya lo ha mencionado Federico Reyes Heroles, cuando la gente no vota, habla con claridad: quiere menos ideología y más pragmatismo; en pocas palabras, quiere solución a los problemas reales y menos demagogia